Aldonsa López es mexicana, de Guadalajara y es profesora de niños pequeños. Además se ha formado en Teología del Cuerpo pero hoy está con nosotros para contarnos lo que Dios ha hecho en su vida a lo largo de 18 años de camino de vida. A los 15 años tuvo su primer encuentro con la fe. Vivió su niñez en dos partes, en la que fue feliz y otra en la que no lo fue tanto. 

Viene de una familia católica, ha tenido el don de que le enseñaran la fe desde pequeña. Estudió en un colegio católico. “Fue un momento muy feliz de mi vida pero justo llega el momento complicado. De pequeña fui abusada sexualmente durante bastantes años por parte de unos primos”, explica. Este suceso le generó muchas heridas e inseguridades. Era algo que no sabía cómo situarlo dentro de su vida y pasaron los años como si nada.  

Al llegar la adolescencia todas estas heridas afloraron y fue consciente realmente de lo que había pasado. Fue entonces cuando se lo comunicó a su madre. “Tuvimos un momento muy profundo y mi madre me pidió perdón por no haber estado en ese momento. Generó un gran vacío”, sostiene. A esto se suma que su padre era alcohólico y tampoco podía disponer de esa figura paterna que tanto hubiera necesitado, ese referente de autoridad y confianza. 

Esto da inicio a un proceso de búsqueda para satisfacer ese vacío y esas carencias emocionales. Por un comentario que un día se hizo en la familia se adentra en un mundo totalmente desconocido pero a la vez interesante para ella. “Empecé a buscar en los horóscopos que eran accesibles para los jóvenes a través de las revistas. Me metí en el mundo del esoterismo por creer que era inofensivo”, reconoce. Por curiosidad, se hizo enemiga de Dios. 

Una cosa le llevó a otra. Comenzó ya a introducirse en terreno del ocultismo muy fuerte. En ese camino se encontró con una chica que pertenecía a una secta del enemigo y se interesó mucho más. Así, un día le invita a ir a una ceremonia. Pero por una u otra situación nunca pude asistir. “Me tocó ver cosas muy fuertes en cuanto a magia y encantamientos. La última vez que ya me invitó quise ir”, sostiene. Ese día que iba a acudir a la ceremonia su madre le dice que le había inscrito en un retiro y estaba todo preparado. 

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