Testimonio católico: de la batalla espiritual del sí al Señor en el matrimonio

Abr 25, 2024 | TESTIMONIOS CATÓLICOS

Lucía tiene 26 años y es de Bogotá (Colombia). Está casada hace casi dos años y tiene un bebé de diez meses. Ha tenido una vida tranquila y feliz, nunca le ha faltado nada. Su historia con Dios comenzó joven con sólo 16 años. Por esta razón siempre se ha sentido muy bendecida. Las situaciones por las que ha pasado lejos de ser abrumadoras han sido renuncias lo que le ha hecho mantenerse al lado de la fe. “Mi historia es extraordinaria dentro de lo ordinario”. 

Lucía conoció a su esposo a los 18 años en la universidad. Ambos estudiaron carreras totalmente diferentes. Como fueron novios desde tan jóvenes, siempre estuvo vinculada a la fe. “Me acerqué a Dios a través de los movimientos de la Iglesia”, explica. Se involucró más en los diferentes apostolados y comenzó su formación en la fe también. Juan Pablo, su marido, también se introduce en este ámbito. Así, se hacen novios.  Duran seis años de novios. “Vivimos un noviazgo en castidad, pero con la pandemia se aceleró ese objetivo de formar un proyecto en común ya”, comenta. 

Tenía otros sueños, pero no lograba entrelazar ambos sueños. Quería formar su propia familia en este sentido. Lo hablaron y le abrió su corazón. “Él siempre ha sido más determinado y escucha de manera más clara la voz de Dios que yo. Escucha a Dios y actúa” sostiene. En un viaje que emprendieron juntos le pidió matrimonio. Para Lucía fue un choque muy fuerte porque se sentía muy pequeña para tomar esa decisión. “Suena tonto, pero era hacer algo que nadie estaba haciendo en ese momento. 

Sentía que sí tenía muchas trabas internas para tomar esta decisión”. En ese momento le dijo que sí. Esto determinó mucho la forma en que comunicaron esta decisión. “Era un paso muy importante decirle sí a Dios en mi vocación. Esto no es ningún juego es de verdad”. En la formación les dijeron que en el matrimonio siempre hay retos, era algo que en la teoría tenían claro. “Cuando nos casamos fue hermoso”. Meses después reflexionaron que ese paso que dieron fue el de dejar la puerta abierta a Dios para que sea uno más en la pareja. “Tenemos un apostolado juntos, somos tres. Suena fácil, pero tiene una profundidad espiritual importante”, comenta. Así comienza un combate espiritual importante. “En nuestro caso esa lucha era muy en lo cotidiano. Estábamos en el team de Dios”. 

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