Romi Cavagna viene a contarnos cómo María fuera llevándola de su mano. Es de Argentina y tiene dos hijos. Nació el día de la Natividad de la Virgen, el 8 de septiembre. Nació en una familia católica pero tampoco se hablaba tanto de la fe en casa, sí que tenían imágenes de la Virgen en casa y su madre le enseñó a rezar. Su infancia empezó a transcurrir como la infancia de cualquier niño. Cuando tiene dos años se enferma de neumonía. “Mi madre le rezaba a la Virgen de la Milagrosa y de un día para otro me dieron el alta”. Así ocurre el primer milagro.

Comienza la facultad habiendo tomado los sacramentos normales como en cualquier familia católica. Le gustaba mucho viajar y en uno de los viajes cada amiga elegía un destino diferente. En ese momento eligió Atenas porque se lo propuso el chico que le gustaba. Su madre le comentó que por qué no se iba a Medjugorje. Así comienza a conocer más sobre este lugar. 

Esto le quedó resonando. Ese día van al campo de sus tíos y su tío que es muy creyente le vuelve a proponer que de camino a Turquía con las amigas porque no se acercaba a ese santuario mariano. En ese viaje seguía llamando a su puerta el lugar de Medjugorje. “No sabía dónde quedaba y empecé a mirar de qué se trataba. Pregunté a mis amigas y ninguna sabía. Todas iban a ver a un familiar o a una amiga y yo pretendía ir a ver a la Virgen”, explica.

Ese día llega a su casa, enciende el ordenador y busca Medjugorje. Escribe un email pidiendo información y le llega un mensaje al móvil comentándole que le dieran los datos exactos de cuando quería viajar para gestionarlo. Era como si el camino se le estaba allanando para que acudiera. Todo se ponía fácil para viajar pero dos días como ella quería era poco tiempo. Se puso en contacto con ella una de las traductoras de una de las videntes. 

“Quería ir antes a la playa que a Medjugorje. Si el problema era el dinero, mi amiga encontró un billete más barato de lo que me costaba ir a la playa. Así llega a Medjugorje sin creérselo. Estaba sola en el hotel pero rápidamente se unió a un grupo de habla hispana con un sacerdote. “En ese grupo pasaron muchas cosas. Fue un viaje dónde sentí la presencia de la Virgen. La Virgen allí me tomó de su mano”, recuerda. Tenía el deseo ahora de transmitir todo lo que había vivido allí. 

¡No te pierdas este precioso testimonio de conversión! 

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