Stella Estrada es diseñadora gráfica y nació en una familia católica pero sus padres no eran tan practicantes. Su familia eran católicos light. A sus 14 años conoció a Jesús a través de la pastoral juvenil. Fue un antes y un después en su vida. “Me considero promotora de la castidad porque me gusta el mundo de la pureza”, explica.

A sus 15 años comienza una relación de noviazgo. Se aventuró a tener esta relación estando muy herida. En aquellos años se burlaban de ella por estar tan delgada. A ella le llegó a desarrollar una baja autoestima. Para todo era una persona muy insegura. Estaba ingresando a una relación de noviazgo con heridas muy profundas. “Él me hacía sentir bien. Queríamos experimentar mucho más la parte sentimental. Momentos pequeños como un beso o una caricia fueron en aumento”, comenta. Esta situación no le hacía sentir bien. En ese momento sentía como algo bueno esas acciones. 

A pesar de eso en la conciencia y en la parte espiritual sintió que las cosas no terminaban de estar bien del todo. “A este chico le invitaba a que viniera a misa y lo hacía para agradarme. Me sentía hipócrita y sucia”, reconoce. Porque mientras iba a misa por un lado, por el otro no estaban llevando un noviazgo casto. Un domingo después de la misa regresan a casa y comienzan a besarse. Se sentía muy mal por lo que estaba haciendo. Cerró sus ojos y empezó a ver a Jesús en la cruz herido. 

“Cierro los ojos tratando de disfrutar y me doy cuenta que algo no estaba bien. No me decía nada, sólo lo veía herido porque no me estaba amando ni estaba respetando mi cuerpo”, recuerda. El tiempo se detuvo. Es un misterio que pudo vivir con el Señor. Pasaron los días y sentía esa inestabilidad en su corazón. Un día llegó a decirle a su novio que no veía bien el tipo de relación que estaban llevando. Le propuso que dejaran de practicar estos actos. “Él me dijo que era normal, que era lo que hacían los novios y era una forma de descubrirse en pareja”. 

Entonces, por falta de información y formación le dió la razón. Decide continuar con la relación de manera muy ingenua. Pero un día la relación termina y Stella entra en depresión. “No quería salir del cuarto, me sentía triste porque pensaba que no iba a conocer a otra persona”. Cuando se encuentra en esta depresión se encuentra con un libro que le había regalado su ex novio y que se llama ‘Amor Puro’ en la mesa de su habitación. “Me voy a la contraportada y me encuentro una serie de preguntas. Una de ellas decía: ¿Quieres conocer el amor verdadero? Pensé que era una estupidez por el momento de dolor que estaba viviendo”. 

A pesar de ese dolor que sentía comenzó a leerlo. Lo leyó en un día y pensó que necesitaba más de lo que estaba aprendiendo en su vida. Siguió investigando y leyendo más sobre la castidad y las catequesis de San Juan Pablo II sobre la Teología del Cuerpo. 

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