Mario Domínguez es el encargado del proyecto Dominus Tecum. Es de Salvador y siempre ha sido formado en un ambiente católico, celebrar la Santa Misa, acudir a los sacramentos o cualquier fiesta de guardar. Los años pasaron pero de un momento a otro su padre se quedó sin empleo y de tenerlo todo se vió sin tener tanto y como su fe en ese momento no estaba fuerte se empezó a cuestionar el por qué de esa situación que estaban viviendo. Su padre no encontraba ningún empleo. Perdieron la casa dónde vivían y muchas facilidades económicas. “Un hombre tan recto en la fe por qué razón el Señor le hace sufrir de esa manera”. Así, siguió avanzando en su formación. Nunca les faltó el estudio ni la comida. Mario comenzó a tomar una distancia grande de la iglesia debido a que la situación de su padre no mejoraba.
Sentía que la mano de Dios se había retirado de la vida familiar. “No sabía cómo funcionaba el sacrificio ni el misterio del dolor”, comenta. Sus amigos se unieron a grupos juveniles y un día le invitó a unirse a uno de ellos. Él no quería pero finalmente accedió. Llega a este grupo y se encuentra a un Señor que estaba dando una prédica que les invitaba a orar y entregar los sufrimientos a Dios. “Nunca había hecho una oración tan intensa. Esa noche cuando llegué a casa hice esa oración con mucha entrega pero al día siguiente no ocurrió nada claro, y es que la voluntad de Dios no funciona así”, sostiene. Desconfía de esas opciones en las que estaba. Se quedó con un mal sabor de boca. Le vuelven a invitar al mismo grupo y aceptó salir con sus amigos. Se encontró al mismo hombre diciendo las mismas palabras. Hizo lo mismo que la otra vez pero con mucho más corazón que la anterior vez. Al día siguiente seguía sin pasar nada. Entonces, pensó en tener sus propios criterios a la hora de elegir su propio camino. “Tenía mucha afición por series de ocultismo y por todos estos temas. Me encontré a un mundo totalmente diferente. Un mundo con mucha oscuridad pero por las ansias de querer saber más me adentré”. Por esa soberbia fue entrando. “Me volví muy soberbio y egocéntrico. Mientras más leía, más quería saber. Nunca fui practicante pero sí quería estudiar toda esa parte del ocultismo y de la brujería. Todo lo que estudié a pesar de que no lo practiqué son puertas peligrosas”, reconoce. Además de estos libros, empezó a leer la Biblia Negra del satanismo.
Le llevó a vivir una vida aparentemente bien porque nadie le podía tocar ni hacer nada. Era un maquillaje porque los problemas a su alrededor seguían. “Cuando empiezo a incursionar en todo esto empiezan a suceder fenómenos extraños en casa pero no le daba importancia”. Una noche estaba viendo películas de terror, la del Exorcismo de Emili Rose. “Después de ver esa película me levanto a las 3 de la mañana. Cuando me acuesto empiezo a sentir como un monstruo se sube a mi cama. No verlo, pero si sentirlo. Era tan pesado, que la cama se quiebra”, explica. Sale de su cuarto y ve que sus padres y hermano seguían durmiendo. ¡No te pierdas este impresionante testimonio de conversión! Puedes seguir el apostolado de Mario aquí: https://www.instagram.com/pdominustecum/
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