Karen Ahued tiene 37 años y es de Guadalajara, México. Es la mayor de tres hermanos. Tuvo una infancia feliz y está agradecida por la infancia que le dieron. Como todas las familias, tuvieron algunos problemas. En su casa escuchaba situaciones de infidelidad, de alcoholismo, y de discusiones. Por eso, entiende que es necesario sanar desde el vientre materno. De esa infidelidad nació su hermano. “A los 12 años es complicado encajar que por una infidelidad nace tu hermano y tus padres se separan. Como hermana mayor veía sufrir a mi hermano menor y además no guardar rencor orando por la persona que no respetó el matrimonio de mis padres”, explica. 

Reconoce que cuando empieza la universidad quizás todo estos problemas del pasado le empezaron a pasar factura. Le costaba dormir. “En ese momento estaba vulnerable y quería encontrar una persona en la que refugiarme. A esa edad te enamoras con mucha pasión”, cuenta. Después de dos años de relación, se queda embarazada. Asegura que ella siempre fue católica pero esas heridas del pasado que sólo Dios conocía salieron a flote en esta etapa nueva que era nueva para ella. “Quedo embarazada de este novio mientras estudiaba la carrera de Comunicación. Era un enamoramiento lleno de cosas mágicas”, sostiene. 

Se casa por la iglesia y por lo civil y reconoce la felicidad que tenían viviendo juntos. Pero al pasar un año ocurre una infidelidad por parte del que era su marido. “Éramos inmaduros en ese momento, yo tampoco estaba preparada para ser esposa y madre pero trataba de hacer las cosas lo mejor que sabía, quería que nuestro proyecto fuera para toda la vida”, explica. 

Ocurrió en una segunda ocasión, y esta segunda vez ya no regresó a casa. Estaba convencida que no la iba a dejar sola, si no es por ella, si lo haría por su hija.  Pasaron dos años y no regresó. Esa etapa de su vida los recuerda muy duros y de muchas lágrimas. “Esperaba una reconciliación, apostaba por el perdón, tenía el ejemplo de mis padres en casa. Un matrimonio con voluntad, todo lo puede pero si la otra persona  no quiere, te frustras y no puedes hacer nada. ”, refuerza.  Este programa quiere que sean un programa para el perdón, la reconciliación y la misericordia. Su director espiritual le recomendó su trámite jurídico para ver si proceden sus causas y se declara nulo su matrimonio. “Inicié este trámite de nulidad y tardé siete años. 

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