Testimonio católico: Sus padres la querían casar pero su amor por Dios era más grande

Abr 4, 2024 | TESTIMONIOS CATÓLICOS

Sylvia es de Nigeria y es la primogénita de ocho hermanos. Ha crecido en una familia de fe y esto para ello ha sido un regalo. Considera que cuando Dios está en medio todo se vive con esperanza. Su madre les ha guiado desde la fe. Vivían lejos de la iglesia pero su madre les hacía levantarse pronto para acudir a misa. “Mi madre me infundió el espíritu de la oración. Doy gracias por darme una madre”, explica. 

Recuerda cómo con doce años su madre avisaba a todos los hijos para rezar. Cada noche se repetía lo mismo.Hacían cantos de alabanza al Señor y daban las gracias por el día que venía por delante. “Rezamos por los enfermos, por los que no tenían recursos”. Su familia estaba edificada en Dios y así crecieron. Su padre le preguntaba a Sylvia que quería ser de mayor y siempre le decía que quería ser monja. 

Cuando tenía 18 años entró en un coro. Su madre pensaba que un día entraría en casa con un novio pero ella insistía en que eso no iba a ser posible, que iba a ser monja. “Le dije que me dejara ser monja al ser la primera hija, que tenía más hijas y el resto de mis hermanas podían ser madre”, comenta. 

Trabajó a los 20 años en correos de su país y mientras tanto seguía con sus actividades de iglesia, con el canto. Sus padres le comenzaron a organizar citas en casa para que pudiera casarse pero no había manera. “Mi alma estaba enfocada a rezar por la gente. En mi cultura no podías hacer nada sin la bendición de mis padres”. Al estar un día cocinando con su madre su madre por fin le dió permiso para ser monja. Viajó hasta Guinea Ecuatorial para estudiar la formación. 

En 2014 acudió a España también para formarse con monjas de clausura durante un año. Una de las monjas le pidió que se quedara con ella ya que eran pocas y ella podía ayudarlas en la comunidad. Después del 2015 sentí que tenía que salir fuera de la comunidad y hacer vida activa. El Señor le llamaba a otra cosa. Se lo comentó a la abadesa pero no le recomendó que saliera. Ya en el 2020 decidió salir para ver qué era lo que Dios quería de ella. Salió del monasterio de clausura y empezó a rezar mientras trabajaba. Así comenzó a ahorrar para algo que era una misión más grande para los demás. “Desde que salí seguí llevando mi vida de oración aunque no estaba en el convento. Mi amistad con Jesús fue aumentando. Estaba muy unida a Él”. 

Con el dinero que trabajó en esos años, compró un terreno en su país para poder construir un colegio en su país para personas con menos recursos. Algo parecido quería hacer en España. Su amor por los niños le hizo formar una asociación llamada Casa del Corazón de la Madre y tiene como objetivo atender a los niños de cero a tres años para padres que no tienen recursos para que sus hijos puedan quedarse ahí en un ambiente de respeto.  ¡No te pierdas este precioso testimonio!

Puedes colaborar en el proyecto de construcción de un colegio aquí:
https://www.kukumiku.com/proyectos/construccion-de-colegio-en-crospil-estate-primera-parte

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