El Padre Luis Ángel Jiménez, sacerdote de la diócesis de Sigüenza Guadalajara (España) reflexiona en este programa sobre un tema de vital importancia para la vida del cristiano. Nos referimos a la Divina Misericordia. La fecha de la Divina Misericordia fue instituida en 1985 en la Archidiócesis de Cracovia. 

Diez años más tarde, el Papa San Juan Pablo II extendió a toda Polonia la fiesta para finalmente el 20 de abril del año 2000, segundo Domingo de Pascua y día de la canonización de Santa Faustina en Roma, el mismo Papa San Juan Pablo II la instituyó para toda la iglesia universal. 

La devoción a la Divina Misericordia, que no ha dejado de crecer, hay que decir, que no siempre se ha explicado bien, ni se ha entendido en toda su gran riqueza. Algunas personas creen que la misericordia divina nace como consecuencia de nuestro arrepentimiento. Otros ven la misericordia como un sustituto de nuestra conversión. Como ambas visiones son imprecisas, en este programa se intentará aclarar las dudas sobre este tema tan apasionante y desconocido a la vez.  

“Para entender lo que Dios hace necesitamos una luz, un enfoque. La mejor luz para entender a Dios es el amor. Dios es amor y todo lo que hace lo hace por amor”, explica el padre. De esta forma, el padre explica la misericordia como una de las manifestaciones del amor de Dios. Otra manifestación de este amor, por ejemplo, es la creación, “Dios nos ama incluso antes de crearnos”.

Asegura que es necesario entender la misericordia en todo su conjunto porque si vamos solamente a lo esencial se pierde visión. Hay que entender por tanto el por qué y el para qué de la misericordia. ¿Por qué manifiesta Dios la misericordia? “Porque hemos pecado, el pecado es lo que hace manifestar la misericordia divina”. Por otro lado, ¿qué pretende Dios con la misericordia? “Recuperarnos con vida, recuperar la comunión de amor, es decir reconciliarnos con Él. 

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