Mayte cuenta su historia para poder ayudar a otras personas que al igual que ella están recorriendo un camino de la enfermedad pero con la esperanza de la fe. 

Se considera creyente de toda la vida, como dice ella, siempre ha ido de la mano de la fe a través de su familia que también apostó por una educación católica para ella. Pero como a muchas personas le ocurren a lo largo de la vida, hubo un momento donde esa fe se enfrió y no la recuperó hasta diciembre del 2018 donde a través de un retiro de Emaús se volvió a encender la llama de nuevo.

 “Ahí es donde me encuentro de frente con ese hombre al que había apartado de mi vida, pero me doy cuenta en ese momento que le necesito y que soy consciente de que toda mi vida ha sido dirigida por él”, explica. Fue un momento de claridad mental y espiritual para Mayte donde todo encajaba, incluso aquellas cosas que en su momento le parecían inexplicables, empezaban a tomar forma. 

En el año 2000 ocurre un acontecimiento que también le cambia la vida y fue el diagnóstico de una enfermedad que le iba a acompañar el resto de su vida, la esclerosis múltiple. “Para los médicos es una enfermedad incurable, yo confío en que el Señor y la Virgen me van a sanar”, subraya.

Al año de nacer su hija, María a Mayte le da un brote que le afecta a la movilidad del todo, que le limita mucho el movimiento y esto cambia su vida por completo. A día de hoy Mayte da las gracias por su enfermedad. “Soy una privilegiada como dice el Señor en la oración de los enfermos, somos unos privilegiados, somos los que más cerca de él estamos y somos los que sabemos y comprobamos el sufrimiento que él ha tenido, y lo nuestro no es nada comparado con lo que él ha sufrido por nosotros en la cruz”, reconoce. 

¡No te pierdas este testimonio de esperanza en la enfermedad!