Cecil es de un pueblo de Kenia y tiene 47 años. En su familia hay seis hermanos. Su abuelo era animista y practicaba la poligamia. Gracias a los misioneros que llegaron a su pueblo pudo convertirse al catolicismo. Poco a poco así la fe se fue transmitiendo por toda la zona donde vivía Cecil. 

Comenzó siendo monaguillo, a los 15 años fue a un colegio interno facilitado por los protestantes. “Mi fe era floja, si practicaba hasta que terminé el colegio de secundaria y fui a la universidad. Mi interés estaba en hacer deporte, me gustaba mucho correr”, explica.

En uno de los momentos que estaba corriendo se paró delante de una iglesia, que estaba abierta y entró. “Fue el momento en que empecé a ir a misa”, recuerda.

Ya en la universidad comenzó a participar en actividades de momentos provida y en ese momento su vocación parecía dirigirse a casarse y tener hijos. Cuando terminó la carrera se fue a trabajar a la capital. Un amigo suyo allí en la capital le presentó a un sacerdote. En el primer contacto con este sacerdote, Cecil se dió cuenta que era un auténtico apóstol, fue el momento cuando se inició en la dirección espiritual. “Esto fue una nueva etapa en mi vida como cristiano, me enseñó a amar a Cristo, a los demás, a la iglesia, a María y al Papa”, explica.

Mientras tanto, Cecil seguía trabajando en la capital en temas sociales, ayudando a personas con muchas necesidades. A los 25 años notó que el crecimiento en su vida espiritual aumentó. Años después se dió cuenta que su vocación estaba dirigida al celibato y fue en estos años cuando se planteaba la idea de ser sacerdote. Su padre se negaba a esta opción porque la cultura africana era de sostener a la familia como hombre que era.

“A través de la Fundación CARF tuve una ayuda para poder venir a Pamplona a estudiar. Así llegué a España en el año 2017. Ha sido una experiencia que me ha cambiado la vida”, cuenta. 

Cecil además, a través de CARF está desarrollando un proyecto en su pueblo de construcción de una parroquia, algo fundamental para la celebración de la Misa. “Consiste en construir un pequeño santuario a nuestra Señora, así tendremos posibilidad de celebrar misa y poder confesar”, explica. 

¡No te pierdas el testimonio completo y conoce este proyecto tan bonito y necesario!

Si quieres colaborar y conocer más sobre este proyecto, hazlo aquí: https://carfundacion.org/