Samuel Olmedillas, se le conoce por su fuerte activismo contra la organización de los Testigos de Jehová. Viene a contarnos su testimonio de cómo salió de esta secta. Tiene esa intención de contar esta historia porque todavía hay muchos familiares dentro. Su abuelo empezó en una de sus congregaciones. Empezó en Barcelona. Una vez que sus abuelos comenzaron, luego ingresaron sus padres, se conocieron dentro de la organización. Y es que, cuando estuvo dentro y pudo salir, tenía esa necesidad de hacerlos salir. 

“Con ese ardor de querer salvar al mundo. Así crecí con esa especie de fundamentalismo. Necesito ayudar a las personas a salvarse. Si veía una injusticia y veía que había alguien que estaba pecando, yo se lo decía internamente a los miembros más mayores”, explica. Así, a esa persona que había pecado se le hacía un juicio. Hubo algo que presenció que le llenó en ese momento de dolor. Vió como una persona de dentro de la organización había sufrido durante mucho tiempo un acercamiento por parte de una persona mayor de la secta. Y se enteró que no sólo había ocurrido con una persona sino había más afectados. “Me comuniqué con las sucursales, con el mando para actuar sobre esta persona que había cometido esta agresión”.  

Expulsaron a esta persona pero no quisieron que se llevara a la policía ni a la justicia. “Le dije a la mujer que se fuera, que pusiera esa denuncia. A mí eso no me gustó. Porque como cúpula hicieron más protegerse las espaldas. Para mí es muy importante proteger a los niños porque yo era padre”. Este fue uno de los principales motivos para salir de la secta. Días después decidió escribir una carta dónde daba cuenta la vergüenza que tenía de llevar el nombre. Desde la cúpula nunca se imaginó que se dieran esos casos. Así comenzó a hacerse preguntas profundas. Reconoce que al no conocer otra cosa, en aquel momento se sintió a gusto. “Cuando estás dentro de los Testigos de Jehová sólo hay buenos y malos. Para mí la gente que estaba fuera de esto eran personas inmorales” reconoce. Si todos tus familiares te dicen que los que merecen la bendición de Dios son los que están dentro, la persona se lo cree porque los padres son los principales referentes. 

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