¿Quién es Diego Poole, el payaso que hizo derramar lágrimas de alegría a Juan Pablo II entre 1987 y 1993? 

Diego tiene 55 años, es profesor de Derecho en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid y quería contar algunas de las experiencias más bonitas que tuvo junto a San Juan Pablo II haciendo de payaso. Y es que según se dijo entonces no hay imágenes del santo que aparezca riéndose tanto como en esos momentos. “Tenemos unos recuerdos imborrables de la risa de un hombre santo y al mismo tiempo con un gran sentido del humor”, recuerda.

Y es que Diego es el 11 de 14 hermanos. En el colegio al que iba se daba mucha importancia a las artes plásticas, al teatro. “Todos los grupos de todas las clases tenía a la semana varias clases de teatro, guiñol”, explica. Fue en este contexto cuando se creó un grupo de payasos entre unos niños pequeños que dirigía un profesor en el que Diego no estaba porque era todavía muy pequeño, pero estaba su hermano, Pablo. Empezaron a actuar y teniendo ellos 12 años a las zonas infantiles de donde vivía en aquel momento. 

Cuando vinieron a Madrid en los años 70 llamaron un día a casa a ver si el hermano seguía actuando de payaso, él ya dijo que no, que era muy mayor para todo eso. “Por mi parte yo siempre hacía el payaso en casa porque era mi forma de llamar la atención con 14 hermanos, sino no me hacían caso y yo se que a mi padre le hacía mucha gracia, se reía muchísimo”, recuerda Diego. 

Un día su madre le dijo que le iba a hacer un disfraz de payaso y cuando se lo soy Diego iba por la casa disfrazado de payaso. “Empezamos de niños a ir a las fiestas de los niños de los colegios y de las familias que nos llamaban, así nos pasamos bastantes años”, recuerda. 

Se llamaban a sí mismos los payasos de la Jet, fueron a los cumpleaños de los hijos de Julio Iglesias, fueron a la comunión de Tamara Falcó. “Hicimos muchas fiestas de los más famosos y además ganamos el premio nacional infantil de Magia Cómica”. El protagonista en realidad era su hermano, él estaba de segundo de a bordo.

En el año 85 empezó a ir por un centro del Opus Dei y le invitaron a Roma a una peregrinación internacional de estudiantes universitarios. “Dije que actuaba de payaso pero no con ninguna intención de actuar para el Papa”. Y es que al final de esas jornadas la idea era que el Papa recibiera a todos los participantes en el Vaticano el Domingo de Resurrección. 

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