Omar Vélez, nacido en Colombia. Cuando Omar se pregunta quién es, se empieza a mirar la parte espiritual, emocional y afectiva. Cuando era joven se fue de casa cuando era muy niño. Tuvo que aprender a asumir el rol de padre con sus hermanos desde muy joven. Tuvo que buscar ese reconocimiento en los libros. Siendo universitario le hicieron líder del Comité Estudiantil. 

Después entró en una universidad conflictiva, buscaba en los libros ese padre que no había tenido, que se había perdido. En los libros descubrió a San Francisco de Asís, le fascinaban aquellos personajes combativos. “El amor de mi padre me generó una seguridad tremenda. Nos hizo sentir amados y protegidos”. Y es que los primeros siete años de vida son fundamentales. En los años posteriores es ya cuando el niño busca ese vínculo paterno. Descubrió que su padre no les amaba, era un hombre machista, y la idea de su padre era terminar con los ricos. 

En el movimiento estudiantil llegó a ser expulsado de la universidad. Conoció a una mujer venezolana, se casó. Se quedó 24 años en Venezuela. “Cuando una pareja no se conoce bien eso salta. Aparentemente vivíamos bien, teníamos dos hijas pero un día me dijo: Hace 14 años que no te amo”, recuerda. 

Se preguntaba el por qué le hacía eso en ese momento si a ella le daba todo lo que quería. No le negaba nada. “Estaba convirtiendo a mi pareja en una persona demandante. Llegó la separación y ella encontró a otra persona”. Tras una separación reconoce que vino en él una rabia para al final llegar un sentimiento de resignación. Al estar con su hija menor, su hija  entró en crisis. 

Al encontrarse Omar con Dios y con la virgen de Medjugorje, las herramientas que tuvo fue diferente afrontar este momento de su vida. Tenía a su madre del cielo a pesar de que su madre de la tierra había fallecido. Fue un momento de su vida que lo dedicó altamente al trabajo. “Su relación de matrimonio se revienta y fortalezas la parte intelectual, física y espiritual. Decidí vivir solo”. 

Pero, ¿qué hacer para salir de esta arena movediza? sus hijas se encontraban en crisis. Inmediatamente Omar buscó apoyo en un director espiritual. “Mi director espiritual me ayuda a salir de estas arenas movedizas. Me iba enseñando a hacer retiros y a encontrarme conmigo mismo. En una confesión le dije que no podía estar así con mi hija. Me puso una penitencia preciosa”, sostiene. El sacerdote le respondió con la respuesta de que debía de amarla, sólo eso. Era complicado cuando su cuerpo y corazón estaba lleno de rabia. A pesar de esto, iba avanzando espiritualmente. 

¿Quieres conocer este impresionante testimonio de reparación y sanación? ¡No te lo pierdas!