Pablo López nos va a contar su testimonio y lo que Dios ha hecho en su vida. Y es que no somos conscientes de lo que el Señor hace en nuestras vidas. Criado en Valladolid, ha estudiado en varios países. Su primera experiencia con Dios fue a los 5 años jugando con su prima a las cartas. Empezó a llover y cuando Pablo intentaba hacer trampas recuerda que sonaba un trueno. Tantas veces intentaba hacer trampas, automáticamente sonaba el trueno. “Para mi si fue muy significativo con esa edad”, explica. Dios se manifiesta y como dice Pablo es el “mejor pedagogo”. 

Notó que el Señor estaba presente en su vida y que no quería que hiciera trampas en ningún aspecto de su vida. Recuerda en un momento de su vida cuando su madre iba a ser operada y con un hermano a punto de nacer. Fueron momentos complicados cuando él tuvo que estar con familiares distintos.  Se empezó a preguntar el por qué tenía dos padres. Siempre tuvo como referencia a su abuela Rosa que la recordaba rezando. 

A los 16 años recuerda cómo se empezó a alejar del Señor. “En mi cuarto un día le dije al Señor: ¿sabes que puedo vivir sin ti?, recuerda. Esa gracia la había perdido en ese momento de su vida. De primera mano experimentó que la fe cristiana es un don del cielo que no se puede auto-otorgar. “yo reté el Señor”. 

Cuando en un momento dado quiso volver a la fe no pudo porque realmente no estaba preparado. “Durante un tiempo se abrió un espacio de búsqueda general de la verdad”, recuerda. Aunque no perdió su vocación de búsqueda de la verdad, en su vocación filosófica encontró el camino. “Encontré un libro de filosofía y cuando cogí el libro me surgió una convicción profunda”. Tan pronto como se alejó empezó a encontrarse. 

Pablo notaba que el Señor le estaba preparando para que en el momento adecuado pudiera regresar. 

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