Jackeline Villalobos es de Venezuela y viene a contarnos su testimonio de fe. Sus padres les tuvieron a una edad temprana, a sus padres les dieron la oportunidad de viajar a Estados Unidos. Sus padres son católicos y ambos estudiaron en colegios católicos. “Cuando van a Estados Unidos se pierde un poco esa formación católica. Allí estudiamos en un colegio público”. Nunca iban a misa en aquellos años. Cuando terminan sus padres de estudiar deciden volver a Venezuela. Comienzan a tener una vida muy alocada. Estuvo muy metida en las drogas y en las fiestas. 

Por ese entonces hubo un evento importante en dónde se dió cuenta que la Virgen siempre la acompañó. Con 15 años estaba en la casa de unas amigas y les llevaron una Virgen. No sabía quién era la Virgen. Estaba en mitad de la sala. “La madre nos llama y nos dice que rezamos el Santo Rosario. No sabía qué era. Por casualidad me senté enfrente de la Virgen, era la Virgen de la Rosa Mística”, explica. Sin saber nada de lo que estaba pasando observaba y esperaba. 

“La madre prende el cirio. En ese momento el pedazo de la mecha alta cae a un lado pero queda encendida. Se empieza a derretir, entre más Ave María se sucedían vió esa silueta perfecta de la Virgen”. Se impresionó tanto que tuvo que salir de ese lugar. Lloraba porque era muy impresionante porque era como que se le había aparecido a ella. Ahí sintió la presencia de la Virgen por primera vez. Pero sigue la vida de pecado mortal. Se sentía autosuficiente y pasaba el tiempo. Tiene novio, se casa y tienen un hijo. “Ya la Virgen me dió unas gracias especiales. También al nacer mi hijo”. Un poco antes de la pandemia se abre una cuenta con la idea de que su hijo pudiera rezar el rosario en español. El santo patrono de unas de las cuentas era el Padre Pío. 

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