Impactante testimonio de conversión de Dimitri Conejo y su encuentro con Dios en un orfanato ruso.

Dimitri es un chico que fue adoptado junto con su hermana porque una de las cosas que sus padres no querían eran separarles. “Mis padres biológicos eran alcohólicos y tengo recuerdo de todo desde los cuatro años y medio. Mis padres nunca aparecían en casa, yo no tenía a nadie responsable de mí”, recuerda.

Se pasaban el día bebiendo y cuando su padre regresaba muchas veces se quitaba el cinturón y le pegaba una paliza. Explica cómo un día Dimitri estaba como de costumbre en casa y apareció como siempre un día borracho. “Vino con el manillar de una bicicleta, me lo dio y agarró a mi madre y me dijo que pegara o sino te mato”, cuenta.

La reacción de Dimitri fue obviamente empezar a llorar, se asustó mucho tirando el manillar y saliendo corriendo. Él fue detrás, le agarró y le estampó contra la pared intentando ahogarle. Hasta que me dio el manillar y tuvo que pegarle a su madre en la cabeza. Este acontecimiento marcó profundamente a Dimitri, sobre todo la mirada de su madre. “En ese momento me sentí muy mal”.

Una vida de oscuridad donde además sus padres le obligaban en una fábrica a robar. “Entraba y les sacaba sacos de pienso para que luego ellos lo pudieran vender y así sacar dinero”, explica. En esta época, relata, apareció su primer ángel que a día de hoy le sigue cuidando, su abuela paterna, que vivía con ellos. “De toda la familia era la única que no era alcohólica y me daba monedas para que fuera a comprar pan. Era realmente la única persona que me cuidaba y protegía”.

La mala noticia es que a los cuatro años y medio, su abuela fallece. “La fui a despertar y no se levantaba, no tenía ni idea de qué era la muerte”, comenta.

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