Testimonio de conversión: Del ateísmo y ocultismo a experimentar el poder de la oración

Abr 22, 2023 | TESTIMONIOS CATÓLICOS

William vive en Colombia y viene a contarnos su historia de amor con Jesús y María. A sus dos años de edad tuvo un accidente con sus padres; venían de un bautizo, al regresar en el autobús hubo varias personas que discutieron fuertemente. Esas personas, sacaron un revólver y no le dió al conductor pero le dió a William rozando su corazón. La bala también le dió a una niña, la niña falleció y William sobrevivió a aquel trágico incidente. No era realmente consciente de lo que ese día aconteció hasta años después. “Yo nunca asumí la manos de Dios en aquel suceso, lo vinculaba a los buenos médicos que me atendieron”, explica.

Su infancia era feliz porque tenía sus amigos del barrio, pero en la escuela si tuvo más dificultades. Era una persona estudiosa y responsable y llegó a sufrir bullying en la escuela. “Me generaba complejos sobre mí mismo a raíz de esos sucesos”. Así transcurrió a lo largo de la primaria. En la secundaria se mudaron de escuela y de lugar. “Esto fue un chispazo, pensaba que al no conocerme nadie podía empezar de cero”, sostiene. 

William no quería que le volviera a ocurrir, y como no quería que esto le volviera a suceder, se volvió uno de ellos. Se empezó a juntar con los que se comportan peor. Se quería refugiar en esa máscara de niño desobediente. “Lo que ocurrió es que me terminé por convertir en una especie de nerd desobediente”. En casa, estaba viviendo momentos complicados porque sus padres se separaron. A su madre le tocó encargarse de todo, de la casa, del trabajo y súmale a eso todo ese camino complicado que William estaba viviendo. “Empecé a escuchar además música y a profundizar mucho sobre nueva música. A través de un chico empecé a practicar capoeira”, explica.

“Me sentía superior porque tenía la confianza de que si tenía que pelear no me iba a pasar nada. Me volví agresivo, contestón. Me convertí en cosas negativas pero sin descuidar los temas del estudio. El profesor de filosofía le presentó una realidad diferente. Hay que recordar que de pequeño no tuvo una experiencia de fe, hizo la comunión porque tocaba. “En los momentos en los que llegué a tener dudas, nadie me las contestaba. Y el profesor de filosofía abría muchas posibilidades”, cuenta. 

“Empecé a profundizar con mis argumentos ateos con otras personas con otras denominaciones religiosas”, resalta. Durante 16 años no tuvo a nadie que le remitiera, así que creció en él la soberbia. “Crecí pensando en que la razón la tenía yo porque pensé que no existían las respuesta porque como nadie me las daba. Llegó un momento en el que conocí los juegos de rol”, cuenta. En estos juegos de rol había que personificar personajes de otros mundos. 

Puedes seguir sus redes sociales aquí: https://www.instagram.com/enfocatufe/

¿Te ha gustado este artículo?

Ayúdanos a seguir creando contenidos católicos

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Artículos relacionados