María Fernanda Pico Duque (Mafe) es venezolana y actualmente está estudiando en la ciudad de Valencia. Recuerda siempre haber crecido en un ambiente católico. En el colegio católico en el que estudiaba lo que más le gustaba era el uniforme. De pequeña siempre fue una niña muy reflexiva sobre el tema de Dios. Mafe estaba muy emocionada con Dios y animaba a sus padres a que la llevaran a misa. Fue creciendo y la visión que tenía de Dios fue cambiando. 

“A los 13 me metí mucho en el mundo de las redes sociales. Siento que es un arma de doble filo. En mi caso, no hicieron mucho bien. Mi primer encuentro con gente que no era creyente fue a través de estas plataformas”, comenta. Tomó contacto con este tipo de entorno no creyente, el poder practicar un estilo de vida totalmente diferente. Es en esta etapa cuando se empieza a plantear la existencia de Dios. “Pensaba que Dios era lo que me habían inculcado mis padres. Era algo que mis padres me habían dejado. Fue una mezcla de la rebeldía de la adolescencia”, sostiene. 

Así, decide no creer en Dios. Recuerda cuando le dijo a su amiga que era atea. Vivió esos años de su vida de esa forma, intentando huir cuando le proponían ir a misa. No sólo eso, además reconoce que juzgaba a la gente que creía. Aún así, siguió en su colegio y a los 14 años se le presenta la oportunidad de ir a una convivencia dónde la Divina Pastora estaba presente. “Quería ir por estar con mis amigas y por postureo”. Fue a esta procesión y la noche antes las llevaron al oratorio proponiéndole que hicieran distintas listas con peticiones a la Virgen, otro listado de cosas a la que pedir perdón, entre otras.

“Tuve el regalo de cargar a la Virgen en procesión. Mi amiga me dijo que sí tenía esa oportunidad que le pidiera mucho a la Virgen y así lo hice. Le pedí mucho por mi familia. Desde ese momento la Virgen fue cambiando mi corazón”. Después de esto, pasaron siete meses viviendo su vida normal como antes. Ya entrando en el último año de colegio coincidió con su amiga. Un día su amiga le invitó a rezar el rosario. “Aunque mi relación con Dios estaba lejana, siento que al rezar el Rosario fue un antes y un después por la Novena a la Inmaculada. No sé qué pasó pero algo cambió en mí y me iba abriendo más a la idea de Dios”, reconoce.

¿Quieres conocer cómo termina este precioso camino de conversión? ¡No te pierdas el testimonio completo!

Puedes seguir a Mafe aquí: https://instagram.com/mafepicod?igshid=MWQ1ZGUxMzBkMA==