Testimonio de conversión: De vivir sin Dios a dar la batalla cultural y confesarse

Mar 6, 2024 | TESTIMONIOS CATÓLICOS

Giuliana Caccia es peruana y madre de una niña. Tiene 48 años y su padre era italiano y emigraron después de la segunda guerra mundial. La familia materna es peruana y vienen de un estatus medio alto. Cuando tenía 7 años sus padres se divorciaron. Su madre se volvió a casar por lo civil. 

“Éramos una familia decente pero estábamos más pegados a la cultura de la revolución sexual y hippie”, reconoce.  Estudió en un colegio católico pero no estaba bautizada. Así que un sacerdote del propio colegio les comentó que tenía que bautizarse para entrar en el centro. 

También se confirmó y empezó a formarse pero dentro de las propias clases en el colegio. Terminó el colegio y al entrar en la universidad ya comienza una vida loca. Ahora con la distancia si que ve la mano de Dios en muchos aspectos de su vida. Estudió Periodismo y encontró rápidamente en un periódico de tirada nacional en la sección de espectáculo. “No consumí drogas ni aborté. En esa época no había un debate cultural abierto en mis espacios de socialización” reconoce. El gran dilema en aquellos años era si que si uno tenía relaciones sexuales y te podías quedar embarazada uno tenía que dejar la carrera. No había más cuestionamiento. 

Estaba contenta en lo laboral y cada vez que entraba en un lugar la ascendían. Fue gerente de una gran empresa como Redbull. Viajaba y vivía entre viaje y viaje. Dios no aparecía ni siquiera como tema. “Recuerdo tener algunas conversaciones con amigos dónde mi postura del aborto era confundida y poco sostenida”. Es ahora cuando entra  en la historia su esposo y Giuliana que fueron a visitar a un párroco porque tenían la idea de casarse. 

Aquí empieza una amistad con el sacerdote que les dice que para celebrar esta boda tenían que cumplir una serie de condiciones. “Me confesé después de 17 años. La confesión duró una hora y media”. No tenía ni idea de cómo había que confesarse. “Me casé convertida porque empecé mi formación leyendo y buscando. A los seis meses de casarme me quedo embarazada”, recuerda con alegría.  

El día del parto esperando a su bebé con mucha alegría. Fueron a ver qué ocurría. “Mi marido entró con una cara que me asustó. Nos dijeron que no podíamos llevarnos a la niña porque se había puesto gris. Casi me muero”. Así, llamaron al cardiólogo infantil para hacerle un examen. “No paré de rezar y el cardiólogo nos dijo que la niña estaba perfecta”. 

Puedes seguir el trabajo de Giuliana desde su plataforma aquí: www.origen.org.pe

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