Alexis Jiménez, el mago Alexis viene de una familia de magos. Su madre, hermanos y abuelos son magos. Se dedican a dar ilusiones a las personas, algo muy bonito. Empezó a hacer magia con ocho años, su abuelo le inició en estas enseñanzas. Y es que su familia ha tenido peso en su camino de conversión. “Mi familia era católicos de fiesta pero mi familia nuclear. A Alexis le fue quedando la idea de hablar de Dios con la magia. Esto es lo que hace actualmente. Pero antes de esto la vida de Alexis tuvo turbulencias.

Cuando tenía 13 años, su hermano falleció, más tarde operan a su madre. Años más tarde sus padres se separan. Algo que supone un quiebre bastante grande para Alexis. Pero fue cuando se marchó de misiones por pueblos a México cuando pudo aplicar la magia que le enseñó su abuelo. Al final de las misiones se realizó una gran misa que emocionó al propio Alexis. “Se despertó en mí ese dar de mí a los demás. Me siento bien hacer esto de la mano de Dios”, explica.

Por cuestiones de trabajo deja de ir y llega la época universitaria donde comienza el desorden en su vida. “Tenía como mis valores bien metidos por mi abuelos y por mis padres cuando me llevaron a la catequesis”, recuerda. En esta época siente ya que poco a poco va perdiendo la magia. Hay un punto en que empieza a sentir que ya no le llenaba lo que hacía. A pesar de ser una persona de éxito profesionalmente e independiente económicamente. “Me doy cuenta que parte de este sentimiento es porque me hago cargo del peso de la familia. Así poco a poco me voy alejando de Dios”, cuenta. 

Al entrar en la universidad el propio Alexis reconoce que oraba para poder pecar no siendo consciente de ello. “Pensaba Dios permíteme salir y divertirme. Y es que en ese momento estaba haciendo teatro. Me inicié en este mundo donde las drogas, el alcohol estaban muy presentes”, comenta. Entraba en esta disciplina motivado que que le iba a complementar con su formación como mago. Empieza a pasar más tiempo en casa de su novia que en la escuela. Los padres se dan cuenta y deciden hablar con él. “Cuando deciden hablar conmigo me dicen que estaba haciendo las cosas mal, era algo paradójico porque ellos también lo estaban haciendo mal”. Ellos fueron duros con él, fue la noche oscura para Alexis. No tenía nada a lo que sostenerse ni a lo que agarrarse. 

En las clases de teatro nos enseñaban que para interpretar a los personajes había que conocerse a uno mismo. Qué sí sirve a uno de su identidad y qué no, el ser católico en ese momento a Alexis no le servía. 

Pero como Dios siempre pone medios, en esos años Alexis se encontró con su profesor de Religión por entonces y le invitó a ir un día a hablar con él. Resultaba que él era un consagrado laico y tenía una residencia de estudiantes católicos. “Me dirigí a hablar con él, me escuchó, lloré y me dijo algo muy sabio: si quieres arreglar las cosas cuenta conmigo pero si no quieres arreglarlas aquí estoy para escucharte”, cuenta. Lo primero, le  convenció de no salirse de su casa. “Comencé a ir al grupo de católicos universitarios y experimenté un amor de Dios totalmente diferente al que yo creía. Tenía un concepto de amor quizás egoísta”, recuerda.

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Si quieres conocer más sobre la magia de Alexis, puedes hacerlo aquí: https://www.instagram.com/mago_alexis/?hl=es