Testimonio de conversión de María Paula Ferretti y Alexandra Valarezo

Ago 20, 2023 | TESTIMONIOS CATÓLICOS

María Paula Ferretti viene a contarnos cómo ha sido su testimonio. Vino de una familia católica y practicante. Realmente tuvo una niñez con un Dios muy cercano, de compartir la Eucaristía todos los domingos. Es algo que marcó su vida. “Ese momento de mi niñez, supe que Dios era indispensable en mi vida. Acudí a una convención católica mariana, el tema de ese año era: ¿qué buscas? cada vez que veía el letrero de que buscaba me lo preguntaba. Sentía que Dios era importante en mi vida”, recuerda. El segundo día hubo una gran fogata y ahí fue el momento clave cuando hicimos ese clic con Jesús y tener esa respuesta y esa relación personal con él. 

Regresó de este encuentro con una gran intensidad. Tenía 16 años y en ese momento en el entorno propio dónde se desenvuelve, desentonaba. Pasaron los años, y me hice la pregunta si realmente mi llamada era a la vocación consagrada. “Al final decidí por la vocación del matrimonio. Pero siempre tuve esa relación de Jesús de amigo. Era una relación natural. “Siempre respetaron que esa relación era real. La Virgen María era la madre de Jesús pero no sentía ese incendio como lo era por Jesús. Le pedí a San José a ese esposo”, sostiene. 

Lo más bonito es que cuando uno reza con el corazón esto se cumple. Llegó a San José en el año 2015, y su marido tiene a María muy presente en su vida. Con las decisiones que él tomaba, María Paula se fue enamorando de María. “Hicimos una alianza de amor entre nosotros con María. Mi corazón hoy se emociona de la misma manera como entonces por Jesús. María se ha encargado de eso. Siempre en el camino sentí que era importante que era importante que las personas sintieran ese amor real por Jesús y María. 

Alexandra Valarezo pertenece a una familia católica practicante. Desde que nació iba todos los domingos a misa. Creció viendo a sus padres entregados a Dios. Para ella fue muy natural crecer con María y Jesús en su corazón. Se marchó a Estados Unidos con una beca para estudiar tenis. “Me alejé de Dios en esta adolescencia, pero siempre sentía que algo me faltaba, que no estaba completa”, explica. Por momentos trataba de ir a misa y rezar pero igual sentía ese vacío y este vacío venía porque había dejado sus raíces, su familia. Se dejó arrastrar por el mundo. A los 25 años pudo por fin regresar a su familia, a Ecuador. “Ahí empecé a buscar a Dios y María pero esta vez lo hacía mucho por mí y no tanto por tradición familiar.

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