Testimonio de conversión: De las heridas y tocar fondo a rendirse ante la presencia de Dios

Mar 14, 2024 | TESTIMONIOS CATÓLICOS

Jesús Arturo y Loreley son de México. Tienen un apostolado muy bonito que se llama Matrimonio con Propósito. Loreley venía de una vida bastante desordenada en el aspecto espiritual, sexual. Había sido madre muy joven, a los 18 años. No conocía a Dios, solo quizás un poco a través de la catequesis. Perdió a su padre siendo muy pequeña y ese punto fue clave para alejarse del Señor y culparle de alguna forma de la difícil situación que se encontraron viviendo. “Cuando su hija tenía dos años en una de las misas a las que mi madre me llevaba obligada dijeron que había un encuentro de jóvenes”, explica. Se animó a ir porque se trataba de un viaje y realmente sentía que necesitaba desconectar de su realidad. 

Era un encuentro de jóvenes de la Renovación Carismática. En ese momento le pareció bastante extraño su forma de expresar su fe. No sabía qué hacía ahí y sale a la calle para poder evadirse de lo que se estaba allí celebrando. El último día decide quedarse dentro del encuentro y es ahí cuando poco a poco Dios fue sembrando una semilla en su corazón. “Acudí a una Hora Santa y ví salir la Custodia. Empecé a sentir en mi corazón algo que no puedo explicar”, reconoce. Así, la gente que allí estaba comienza a levantar las manos. Algo dentro de ella latía y retumbaba en su corazón hasta llegar a las lágrimas. “Le empiezo a reclamar a Dios con los ojos cerrados y por mi mente pasa la película de mi vida. Todo lo que había hecho. Siento que le había fallado a Dios y mi sentimiento era de ser la peor persona”. 

A pesar de este sentimiento pudo experimentar también un abrazo fuerte que le hace volver a respirar y agradecer. A partir de ese momento hasta la fecha quedó completamente enamorada del Señor. Así da inicio un camino de fe con el grupo de jóvenes de la renovación carismática y sana todas sus heridas. “Empiezo a soltar a perdonar a ver que no todos los hombres son malos y el Señor pone personas en mi vida buenas”, sostiene. Cambia así su mirada del mundo y se siente parte del Señor. 

No le hacía falta nada, sentía esa plenitud que no le hacía preocuparse ni siquiera de tener pareja, cuando antes sí.  A su futuro marido lo conoce a través del servicio y el grupo de jóvenes. Su marido Jesús viene de una infancia complicada, de abusos, problemas de salud. No se sentía merecedor del amor de su familia. “Muchos vivimos en silencio, esa depresión en soledad, cosa que ahora puedes detectar mejor”, reconoce.

¡No te pierdas este impactante testimonio que te inspirará a ti y tu familia!

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