Santi nació en San Nicolás de los Arroyos, provincia de Buenos Aires en el seno de una familia católica pero no practicante. Era el tercer hijo de unos padres que no podían tener hijos. En esos momentos su madre se hizo devota de la Virgen a la que pedía poder tener esos hijos. “No era habitual ser practicante en ninguna de las dos partes de la familia”. No había una vida sacramental habitual. 

En ese entonces para cuando Santi tenía dos años llegaron los problemas. Sus padres comenzaron a caer en cuestiones relacionadas con la Nueva Era por no tener al Señor en el centro de sus vidas.Para Santi hoy ésta es su batalla por haber conocido esta opción muy de cerca. Su padre se encontraba bastante ausente y su madre que se hacía difícil después de la separación mantener un orden en la vida. 

“Mi madre espiritual intentó que hiciera la comunión pero tenía heridas profundas por ciertos abusos y otras heridas”, sostiene. Buscaba experiencias y esa felicidad que no había tenido en casa. Llegó a la adolescencia y comenzó a caer en diferentes vicios como el alcohol. Ya desde muy joven empiezan a sucederse las primeras borracheras y a trabajar en la noche. 

Así fueron pasando los años hasta los 27 años. Una vida de mucho pecado. Para él en ese momento era el camino que pensaba que le llevaría a la felicidad, el único camino posible. “Estaba relacionado con el pertenecer, el ser aceptado, que lo vean, que lo escuchen. Moverse desde esas heridas y ausencias”, explica.Trabajó muchos años en la noche dónde tenía mucho poder pero se encontraba muy débil espiritualmente. Con 26 años se suicida mi madre. Aquí empieza a acelerarse el camino hacia el abismo que ya había iniciado. 

Para ese entonces se pisa el acelerador y llega un momento en el 2018. Una semana después del fatídico suceso, tuvo una sobredosis después de muchas horas de fiesta y de consumo. “Tirado en su departamento por personas desconocidas”. Ese chico es rescatado por el Señor”. Un resplandor muy fuerte le despierta, la primera preocupación cuando se levanta es que no había cumplido con su trabajo. Días después estaba el pensamiento del por qué se estaba preocupando por el jefe pero no se estaba preocupando por lo realmente importante, que era por la propia vida.

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