Testimonio de conversión: Del alcoholismo a descubrir a Jesús

Oct 30, 2023 | TESTIMONIOS CATÓLICOS

El recuerdo de infancia de Sara Martín es que sus padres de vez en cuando acudían a misa. Su madre quizás con más asiduidad pero si tenía que faltar faltaba. La religión y la fe no les sostenía. Después de estudiar la catequesis dejó de tener ese vínculo con la iglesia. Volvió a tener un atisbo de lo que podía tener la fe en las personas cuando su madre enfermó de manera prematura y falleció por un cáncer de páncreas. Durante sus seis últimos meses de vida Sara vió como se fue con una tranquilidad increíble. Sus últimas palabras iban dirigidas a aquello que cada uno de la familia necesitaba. “Las palabras que me dijo a mí fueron que buscara la fe. Que sin fe no se podía vivir.  Esto me ha quedado durante muchos años”, recuerda.

En algún momento en el comienzo de la pre adolescencia comenzó un camino en Sara lleno de miedos, inseguridades, y falta de autoestima. Era algo que le ocurría pero que no hablaba con nadie, ni siquiera con sus padres. Intentaba disimularlo, mentir, disfrazarse de otra persona. Así, a los 13 años descubre el alcohol y se dio cuenta en los primeros momentos de contacto con esta sustancia que le hacía sentirse de una manera desinhibida, anestesiaba de alguna forma aquellas cosas que no le gustaban de su personalidad. “Me hacía sentir otra persona y dije: esto es lo mío”. 

Esa primera vez tuvo un coma etílico pero al día siguiente siguió bebiendo. Había encontrado la medicina que pensaba que le iba a curar sus males. Estuvo bebiendo y sufriendo mucho hasta la edad de 23 años cuando encontró una asociación de ayuda al alcoholismo. “Cuando tienes problemas de autoestima, de relacionarte con los demás. Cuando tienes una vida interior que nadie conoce, el abusar del alcohol lejos de ser una ayuda fue hundiéndome cada vez un poco más”, reconoce. Esta situación hizo que tuviera que dejar la universidad por falta de concentración. Se quedó sin amigos en un intento por querer pensar que era la sociedad la que le marginaba, ella misma se iba quedando cada vez más sola. 

Siendo constante con las reuniones de rehabilitación pudo dejar de beber y su vida pudo mejorar mucho. Aunque todavía dentro de Sara sentía la soledad y el vacío, llegó a poder hacer una vida normal y encontró la estabilidad laboral. A nivel de relaciones también tuvo relaciones bastante disfuncionales hasta que encontró a una persona estable y se quedó embarazada de su primer hijo. A pesar de tanta alegría, seguía con ese vacío y algo le impedía ser feliz. En el sitio al que iba para su recuperación veía a personas que tenían fe y observaba en ellas que su recuperación era de alguna forma diferente.

“Empezó a despertar mi interés pero claro yo no creía en Dios. Me di cuenta que ya estaba buscando algo fijándome en esas personas. Empecé a rezar a pesar de que no me servía”. Con este escenario, un día acepta una invitación de un cura que le invita a unas cenas llamadas Alpha dónde iban a debatir sobre el sentido de la vida. “Tenía tantas resistencias que el Señor ya me tuvo que tumbar”. 

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