David Lopez Zuazo es un joven católico. Nació en una familia de tradición católica. Le bautizaron, hizo la Comunión pero no tuvo una conexión auténtica con la iglesia. Como no tenía esa conexión del día a día con la fe, la fue perdiendo. “Sentía en mi corazón que había algo más, pero no sabía lo que era. Me consideraba agnóstico”, explica.
Durante la pandemia, en esos momentos de parón, se acercó al mundo genérico de la espiritualidad. “Leí literatura oriental, autores muy relacionados a la nueva era. También meditaba. Al principio sí sentía que me daba frutos que no me daban otras cosas”, reconoce. Terminó la pandemia y al siguiente año ahondó mucho más en este mundo. Pensaba que el objetivo del mundo de las personas era la iluminación espiritual. Así fue como entró de lleno en la Nueva Era. “Es una mezcla de muchas cosas. Viéndolo en perspectiva pienso que es una pseudoreligión que te aleja de Dios”.
Dentro de este mundo se habla mucho de el alma gemela, algo que a David le interesó mucho. Pensaba que había conocido a esta alma gemela. Empezó a ver señales en su día a día del universo. Pensaba que el universo le regalaba esas señales en su día a día. “Me empecé a obsesionar bastante, me alejé de la realidad y también de mis amigos y mi familia.
Y es que lo que te hace creer la Nueva Era es que eres un ser más espiritual que los demás y tú cometido es hacer despertar a esas otras personas dormidas de esta realidad”, comenta. Nadie de su entorno pensaba como él, pero este aspecto le hacía sentir más especial si cabe. Esto conlleva a un grado alto de soberbia. Cabe destacar que en esta mentalidad no cabe el mal ni el pecado. “Uno de los engaños que te dicen es que todas las religiones dicen lo mismo, y te mezclan a Buda con Jesús”.
Estaba en un momento en el que David estaba abierto a la espiritualidad, a cualquier tipo de religión, podría ser el budismo como el cristianismo. Empezó a adentrarse en el libro de ‘Un curso de milagros’. Mucha gente está enganchada a este libro que considera peligroso para todo aquel que quiere acercarse a Jesús.
Una amiga católica le ofreció acudir al retiro de Effetá y le dijo que sí. Fue allí con esa mentalidad de apertura espiritual. Aquí no se produjo en él la conversión pero sí empezó a ver detalles que le gustaron: ese espíritu de comunidad, esa felicidad que veía. También vivió momentos providenciales pero siempre los justificaba por el universo. Salió de ese retiro y volvió a su vida de siempre.
¡No te pierdas esta preciosa historia de conversión!
Puedes saber más de él aquí: https://www.instagram.com/david_zuazo/?hl=es
0 comentarios