Emilio Ferrando se separó de su familia cuando era muy joven a causa de la muerte de su padre que le produjo una profunda herida emocional que le llevó a la rebeldía. Se metió de lleno en el mundo de las drogas y al borde del suicidio encontró el abrazo de la Virgen en Medjugorje. Desde entonces vive en Medjugorje y ayuda a otras personas a ir a Jesús por María.

Emilio es el quinto hermano de ocho, de una familia conservadora y tradicional podría decirse. De sus padres, católicos ambos recuerda a la familia de su padre, tradicional muy de San Juan Bosco y María Auxiliadora. Eran una familia muy unida y numerosa. Por parte de su madre no tiene tantos recuerdos de que esa parte de la familia fuera católica.

Recuerda que con 13 años le llegó la vocación no de ser sacerdote pero si de ser franciscano. “Yo ma imaginaba con mi hábito franciscano, después muchos años después en Medjugorje pude cumplir ese deseo de vestirme con el hábito franciscano”, explica. Sólo tiene recuerdos bonitos de su infancia y adolescencia. Su padre, que era constructor de viviendas y después de realizar el trabajo en Madrid se fue por la noche a Valencia en coche para poder pasar la Navidad con su familia. Saliendo de Madrid, tuvo un accidente de tráfico y falleció en el acto.

“Siempre digo que para una muerte así no estás preparado porque cuando tienes un familiar que está enfermo te da tiempo a despedirte. Pero una muerte así, es una muerte muy traumática”, relata. La vida de Emilio y su familia cambia radicalmente. Su padre fallece con 46 años y deja a su madre viuda y a muchos hijos a cargo. De ser una ama de casa, su madre tiene ahora que dirigir una empresa de más de 60 trabajadores. Emilio sentía, igual de forma un poco injusta, por los acontecimientos, que se había quedado huérfano de padre y madre.

Una pérdida que hizo que renegara de Dios. “Me enfadé con Dios porque no entendía la muerte de mi padre. Saqué de mi vida a Dios y a mi padre al mismo tiempo”, indica. Fue una etapa que se distanció de su familia y de los actos que tuvieran que ver con la fe. Mentía a su madre y no acudía a misa por ejemplo. Cuando cambia de colegio, Emilio comienza a tener contacto con personas muy diferentes a él. “Fue en estos momentos cuando empiezo a tener mis primeros filtreos con las drogas”.

A partir de aquí todo se complica. Falta a clases y hay un cambio de actitud notable en cómo se comportaba.

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