Laura Cañete [@mishilosrojos] madre de 3 niños chinos, abogada y escritora, nos da testimonio de adopción en China.

Laura asegura que ella se casó con la idea de tener familia numerosa pero sin saber cuántos hijos iban a tener siempre decían que los hijos que Dios quisiera. Cuando se casaron y fue pasando el tiempo y los niños no venían tuvieron que aceptar esa situación que con dolor. “Tuve un momento de enfado con Dios porque decía que una cosa tan santificable como la familia y no la iba a tener”, recuerda Laura.

Familia si que tenía porque estaba casada pero tenía que resignarse a no tener hijos. Hasta que llegó un día que conduciendo pensó, “siempre hemos dicho los hijos que Dios quiera, pueden ser uno, dos tres, cinco o ninguno y ese día mi cabeza dio un giro y dije, no puedo ser hipócrita, voy a aceptar los hijos que Dios quiera”, explica. Al aceptar ese nuevo escenario se abrió ante ellos un nuevo panorama.

“De alguna manera yo siempre había pensado en la adopción porque antes incluso de casarme era una opción para mi, pero se me abrió una opción real”, recalca Laura. Realmente en en ese momento lo vió como una opción posible. “Muchas veces se lo había plantado a mi marido la idea de adoptar pero para él no era una opción”. Pero de repente, el marido de Laura llegó un día a casa hablando de la idea de adoptar.

Una anécdota que cuenta en un libro que ha escrito, ‘Mis hilos rojos’ , un título que hace referencia a una leyenda oriental que dice que cuando dos personas están destinadas a unirse, están unidas por un hilo rojo. “El hilo se puede estirar, contraer, se puede enredar pero nunca romper”, explica. Los padres adoptantes, tienen muy presentes esta leyenda. “Cuando las cosas se ponen difíciles en la adopción, siempre pensamos en ese hilo rojo que nos mantiene unidos a nuestros hijos”.

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