Testimonio católico: Vivió la soledad y bullying pero tuvo una gran sed de Cristo

Mar 22, 2024 | CURIOSIDADES

Meritzel Mirales es mexicana y tiene 18 años. Viene de una familia católica, su madre desde joven participó en la pastoral juvenil. Antes de que naciera tuvo un embarazo que no llegó a realizarse pero está segura de que su hermano está en el cielo. Después de este hermano querido llegó el embarazo de Meritzel que fue muy deseada pero su madre tenía ese miedo tras la experiencia pasada.

Así en el año 2005 la bautizaron. Sus padres la enseñaron a acudir a la iglesia a hacer oración. Le inculcaron un gran amor por la Virgen de Guadalupe. Con ocho años empezó a formarse para la Primera Comunión. Aprendió mucho de las catequesis. El día de su Primera Comunión la recuerda como muy feliz. Posteriormente se preparó para recibir la Confirmación. “Esto fue una suerte porque ya conocía más a Dios. Era mucho más consciente”, explica. Después de recibir los sacramentos seguía yendo a misa pero comenzó a alejarse un poco de Dios al no pertenecer a ningún grupo. Su madre le invitaba a ir a sus grupos pero empezó a parecerle un poco aburrida. 

Una amiga suya del colegio un día le invitó a ir a un campamento. Y es que desde pequeña siempre se sintió sola porque era hija única. Era la primera vez que salía de casa sin sus padres. Le gustó ver esa fe compartida con otros jóvenes. Tiempo después cuando pasa a tercero de secundaria se inicia en ella una crisis. En este momento encuentra unas cartas que escribió a Dios. Una de ellas, escribía a su hermano, al que no llegó a conocer. “Dios en este momento me dió sus gracias para vencer las dificultades”. 

Su profesora comenzó a mandarles mucho trabajo y recuerda que sus notas no eran buenas. Empezó a acusar este estrés en su estado físico. También empieza a recibir ciertos comentarios por parte de su profesora y sus compañeros. Le hacían bullying. “Me pasaba el tiempo llorando. Cuando me cambié de grupo hubo muchos maestros que me apoyaron emocionalmente pero también me contaron que recuerda.

Con la pandemia, se terminan las clases y esta situación le resultó un alivio por no tener que volver a ir a la escuela. Pero también le golpearon en lo personal, pues su padre y sus abuelos maternos cayeron enfermos. Su madre y ella rezaron fuertemente la Coronilla. “Siempre tenemos que confiar en el Señor a pesar de todo”, subrayó. Esto les unió mucho como familia, porque también rezaban con mucha frecuencia juntos. 

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