Testimonio católico: Vivió el milagro de la curación de su madre poniendo toda la confianza en Dios

Mar 30, 2023 | TESTIMONIOS CATÓLICOS

Samantha viene a contarnos su historia. Vive en la ciudad de Veracruz en México. Es fisioterapeuta. Además se dedica a visitar hospitales, niños y ancianos para llevar la alegría con la gente como payaso. Tiene 26 años y cuando tenía 8 años a su madre le detectaron un tumor en la región cervical y empezó a crecer. En ese momento, Samantha pensaba que todo iba a estar bajo control. Se inicia todo el proceso médicos de pruebas y el diagnóstico es que le dieron poca esperanza de vida. 

Estudiaba la primaria en Veracruz y recuerda cómo su madre se despedía cada día de ellos y ella se iba llorando al colegio cada vez que le daba ese mensaje su madre. “En ese momento hablaba con Dios y le decía que por favor que no se la llevara”. Era difícil cuando era tan pequeña y su madre estaba despidiéndose todos los días. “No sabía qué estaba pasando y cómo actuar. Nos hincamos mi padre, mi hermano y yo orando, pidiéndole a Dios, adorándolo y a mi se me quedó mucho esta frase: Cuando mis rodillas tocó el suelo, mi corazón tocó el cielo. Sentí que el milagro estaba sucediendo”, cuenta. 

Su padre, al día siguiente, les despierta emocionado y el gran tumor del cuello le había desaparecido. “Los milagros suceden todos los días, nuestra vida está llena de pequeños milagros”, subraya. En la actualidad ha vuelto a vivir otro milagro. Ocurrió en agosto del 2022. Hasta la fecha todavía le sigue asombrando. Su madre se pone mala y le lleva al hospital porque no tenían más familia. 

“A mi madre se la veía mal, la pasan al área de urgencias. Me sentía sola pero le pedía al Espíritu Santo sentirme acompañada”, explica. Su madre empieza a delirar y el doctor le dice que a su madre la tienen que entubar. “Agarro mi cadena y yo estaba en shock”, cuenta. En ese momento, alguien tenía que firmar un consentimiento. Su padre iba de camino pero no le comentó nada para que no se preocupara de camino en el coche. 

El primer pensamiento que le vino es que iba a fallecer. Vinieron sus tíos y su hermano. Y es que la conexión entre madre e hija era muy fuerte. Pensaba que estaba viviendo un sueño. Había muchas personas que estaban orando por ella.  Llega la noche y Samantha iba a dormir sola. No podía dormir y lo único que podía hacer era rezar. Pasa la noche y empieza a llegar la familia. Venían realmente a despedirse de ella. 

“No puedo explicar lo que sentí. Tenía mucho miedo pero a la vez mucha paz”, cuenta. No dejaba de orar. Sólo le pedía que su madre la viera y pudiera conocer a sus futuros nietos. Un pensamiento que venía a su cabeza es que Dios no podía hacer un segundo milagro. 

Su padre le dice a Samantha que fueran a la iglesia. Fue su reto más importante ya que era complicado adorar y rezar cuando tenía el corazón en mil pedazos. Hubo muchas personas que se acercaron dándoles muchas palabras de aliento. Termina la misa y les avisan que fueran rápido al hospital. “Recuerdo que fuera del hospital me arrodillé, extendí mi mano, me cuesta mucho decirlo pero si es tu voluntad que así sea. Nadie estaba preparado para estos momentos”, cuenta. Finalmente, le dieron el alta. Un segundo milagro sucedió en la vida de Samantha y no podía creerlo. 

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