Testimonio católico: La llamada al amor y el don de la vida con sus ángeles en el cielo

Jul 7, 2023 | TESTIMONIOS CATÓLICOS

Samantha Montaudon, tiene 26 años, está casada y tiene dos hijos y uno en el cielo. Es  la hija mayor de una familia católica. Desde ahí su amor por lo que es hoy viene mucho de este origen. Su madre le transmitía su amor a su vocación familiar. “Mi madre era una madre presente y dedicada a su familia. Lo que más deseaba era casarse y tener muchos hijos y además que fuera pronto. Así fue creciendo, llegó a la adolescencia y se encontró con vivencias desagradables”. “Llegué a tener un choque de pensamientos, era la rara que no bebía”, cuenta. 

El mensaje que quiere transmitir es que cuando uno vive confiado en Dios, siempre viene la recompensa aunque el mundo vaya por otro lado. “Los anhelos del corazón, Dios los sigue puliendo”, recuerda. La etapa de la adolescencia fue muy importante en su vida. Sentía que no encajaba con la gente que la rodeaba. No quería tener un novio para pasar el rato. “Los chicos se acercaban a mí y cómo se daban cuenta lo que yo quería, se alejaban de mí y  de alguna forma a mí me hacía sufrir”. 

Le propusieron que dibujara con detalle cómo quería que fuera su hombre ideal, se lo escribió a Jesús. Al mismo tiempo, tenía que discernir qué estaba llamada a hacer de manera profesional. Tenía claro que quería servir a los demás y no estar detrás del ordenador. Lo que no sabía era dónde. Entra al Bachillerato y se abren ante ella muchas opciones formativas. La nutrición fue una opción primera, pero se le quedaba corta. 

“Me dejó ver que no era lo que yo tenía que hacer. Aún así tuve asignaturas muy buenas de anatomía y ví que igual lo mío era la Medicina y ahí podía hacer un verdadero servicio a los demás”, recuerda. Era una carrera que se le hacía llevadera pero había algo que le decía que no. “Un día preocupada porque era el año en el que tenía que decidirme, mi madre me veía inquieta”. Y es que algo no encajaba en su corazón. 

“Fuimos a  ver a un Cristo que está en Aguascalientes. Se llama el Cristo Roto. Fue un  viaje  de ida y vuelta. Fue un viaje para que el Señor me diera la sabiduría de saber escoger” comenta. Regresa a la ciudad y se le viene a la mente una carrera que había escuchado de adolescente porque escuchó hablar a su tía pero le parecía aburrido, una formación para monjas, sacerdotes y señoras mayores. “Me acordé del nombre: Ciencias de la Familia. Fue providencial. 

Con la carrera de Medicina veía temas que no le gustaban como el planteamiento del aborto y temas relacionados con la salud que no compartía. Finalmente se decidió  por Ciencias de la Familia. “La fundó Juan Pablo II dónde el hombre tiene una dignidad por ser hijo de Dios. El amor al que estamos llamados es altísimo”. 

¿Quieres conocer cómo termina la historia de Samantha? Puedes consultar sus servicios en sus redes sociales aquí: https://www.instagram.com/unamama.familiologa/?hl=es

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