Testimonio católico: La confianza en Dios a pesar de su irreversible enfermedad

May 9, 2024 | TESTIMONIOS CATÓLICOS

David tiene 30 años y no se considera el ejemplo de nada, pero ha experimentado en su vida cómo Dios está presente en su vida, sólo es necesario confiar. Su experiencia de vida es una prueba de que se puede ser joven, cristiano, se puede estar enfermo y también ser feliz.  Vive en Madrid en un pueblo aunque es originario de Toledo. Su padre es agricultor y ganadero, está jubilado ya. Su madre es maestra. Ella sobre todo la que le ha transmitido la fe, le ha enseñado el amor de Dios y también le ha enseñado a relacionarse con él a través de la catequesis que le ha impartido. 

Ha tenido una vida muy normal como la de cualquier joven del mundo. También muy influenciado por las tendencias actuales que nos dicen que la felicidad está en el alcohol, las fiestas. “También he experimentado la redención de Dios en mi debilidad y con mis pecados”, reconoce. Estudió robótica industrial y también estudió aeromecánica. No fue buen estudiante pero la tecnología le gustaba mucho y se le daba bien. Sucedió un acontecimiento importante en su vida. Al igual que a su madre unos años antes, a David le detectaron una enfermedad del sistema nervioso degenerativa incurable y muy mal pronóstico. “Estaba enfermo con 20 años. Esta enfermedad va debilitando poco a poco mis piernas”, explica. Empezó por los pies, los tobillos, poco a poco va avanzando. 

Tenía fe, su madre se lo había enseñado.Esto no le ha detenido aferrándose a su fe terminó sus estudios y con esta mala noticia Dios le dió la fuerza para afrontar la vida laboral. Empezó trabajando un año en prácticas para el CSIC. Realizó tareas de reparación de equipos e infraestructuras durante un año. Fue un verdadero desafío porque ya utilizaba bastón. Después de aquello trabajó durante cuatro años en la base aérea de Cuatro Vientos en la Real Maestranza Aérea de Madrid con la reparación, fabricación de piezas incluso para aviones y helicópteros del Ejército del Aire. Poco a poco se fue debilitando más hasta que tuvo que comprarse una silla de ruedas. Después consiguió aprobar una plaza de funcionario como ayudante de investigación. Aquí lleva trabajando cuatro años. 

¡No te pierdas este inspirador testimonio de confianza en el Señor con la enfermedad!

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