Margarita es mexicana de nacionalidad, actualmente vive en las montañas de Suiza. Tiene dos hermanos, sus padres les educaron desde muy pequeños en la fe. Desde pequeña ya participaba de la fe, acudía a un colegio católico y ya empezó a tener conocimiento sobre quién era Dios. En casa solían hacer oración, una familia católica normal. Así comienza esta historia de amor. 

Van pasando los años y como toda niña y adolescente comienzan las preguntas existenciales, a los 12 años recuerda ya que se hacía preguntas importantes. Se hacía preguntas que quizás sus amigas no se hacían y sus amigas se sorprendían. En esos años salía con personas mayores que ella, pero el vacío seguía siendo grande y se preguntaba qué más podía haber en la vida. “Ya estaba Dios tocando la puerta de mi corazón”, recuerda.

En esa búsqueda de amor y ser tenida en cuenta tuvo una relación con un chico pero seguía sin llenarle. “Así comienza esa búsqueda por qué hay cosas que considero que son sanas pero no me llenaban. En un retiro vocacional me doy cuenta que Dios tenía un plan para mi vida”, explica.

Un plan que no era otro que seguirle a él desde una vocación como mujer laica. Hace 26 años de ese llamado. “Margarita tu eres mía, fueron las palabras que sentí en mi corazón, una intuición en mi corazón, una voz que no era mía”. Dios siguió insistiendo en esa llamada pero reconoce, de una “manera muy educada”. 

En ese momento no veía la vocación tan clara, sino que veía que iba a dejar por el camino muchas cosas, amigos, familias, proyectos personales, sus deseos…etc. “Desde pequeña quería ir por el mundo entero y dar un mensaje pero no sabía el mensaje, me proyectaba así, pensaba que era un mensaje del mundo”, reconoce. 

Estando en Colombia, comienza el camino de la evangelización digital. “Trabajaba como subdirectora de un colegio y llegó la pandemia, mi misión era escuchar a los padres de familia”. 

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