La historia de Lorena y Lucas comenzó en el año 2009 cuando Lorena tuvo que viajar a Argentina por estudios. “Vengo de familia católica muy creyente, nosotros siempre íbamos a misa”, recuerda. Hacían rosarios en familia y sus padres siempre fueron un ejemplo para todos ellos. 

Lucas conoció a Lorena ese mismo año 2009 cuando fue a estudiar a Buenos Aires. En el caso de Lucas, su familia no era muy católica. “Mi madre si es muy devota de la Virgen de Luján en Argentina, recuerdo que usaba el rosario, un escapulario, en mi adolescencia lo utilizaba porque creía que me daba buena suerte”, explica. 

Cuando conoció a Lorena, sin darse apenas cuenta se fue metiendo en la vida católica aceptando poco a poco lo que el Señor iba poniendo en ese camino hasta el día de hoy. Lorena, por otra parte, toma la decisión de regresar a Colombia y Lucas regresa con ella. Así Lucas, comienza sus estudios que había dejado en gran parte en Argentina, viene a terminarlos en Colombia. Y es aquí donde deciden comenzar la familia. En Colombia se casan por lo civil y en Argentina tomaron el sacramento del matrimonio. Pasado el tiempo, nace su primera hija Julieta y años más adelante su hijo Santiago. “Durante todo este tiempo, siempre nos acompañó nuestro Dios”, resalta.

En el 2020 después de haber pasado tantas turbulencias, ese año pasan el peor momento. “Después de tenerlo todo en el mundo material, este año nos mostró muchos aprendizajes que te marcan por siempre. Lucas se quedó sin trabajo y yo no estaba trabajando en ese momento, nuestra principal fuente era el empleo de Lucas”, explica Lorena. En este momento la vida del matrimonio se torna oscura. “Habíamos olvidado que Dios era nuestro centro, hacíamos oraciones esporádicas, nuestro corazón estaba frío y había muchas peleas. Estuvimos a punto de separarnos de nuestro camino”, recuerda.

Sin embargo, como bien explica Lorena, echando la vista atrás de su vida, había muchas cosas por las que no podían echar todo a la basura como es un matrimonio y una familia. “Nos dimos cuenta que las peores etapas en las que estábamos creyendo que eran las mejores nuestras, resultaron ser las más oscuras, las más alejadas de Dios”, explica Lucas.

Llegó la pandemia y estuvieron dos años sin trabajo con dos niños pequeños con los gastos fijos llegando cada día. Hasta que un día nos surgió una oportunidad de migrar a Canadá con un trabajo. 

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