Marcela Gael, desde hace varios años años ha entregado su vida al Señor a través de la música. Desde pequeña, ella jugando con sus amigos le fue entrando curiosidad por lo que predicaban, ahí es dónde empezó por primera vez a escuchar de Dios. Eran tiempos difíciles y no tenían vehículo. “Ahí comenzó mi vida de la mano del Señor, en una  iglesia muy sencilla, pobre pero muy rica en fraternidad”, comenta. Es en este momento cuando le empezaron a entrar ganas de cantar y alabar al Señor, esa persona que acababa de conocer. 

En el año 2000 le tocó tomar decisiones ya que quería comprobar qué era lo que debía hacer con su vida profesional. Le llegaron propuestas musicales que no todas eran para música católica. Entra en un grupo de folklore chileno. Le proponen viajar por Europa para realizar diferentes conciertos. “Tenía esta invitación y a la vez el párroco le informa que empezaba el Jubileo y que me necesitan para las actividades y para la música. Tenía claro que había que trabajar por el Señor”, explica. Acepta la propuesta del párroco. Así fue como tomó la primera decisión importante donde renuncia a un éxito material, un éxito relacionado con el reconocimiento. 

“Tomé la decisión de ser feliz con la seguridad de caer en las manos de Dios”, sostiene. Actualmente lleva dedicándose ya al ministerio de la música 23 años de vida. Nunca se ha arrepentido de servir al Señor. El año pasado ocurrió algo que la dejó fuera de juego. Pensaba que podía controlarlo todo pero se dió cuenta que no era así. En febrero del año pasado se sometió a un examen médico, algo que debía ser rutinario. Así fue al principio.  Después de esta prueba endoscópica que le hicieron tuvo un dolor muy fuerte en el abdomen. “La noche del segundo día después del examen ya estaba con complicaciones respiratorias, mi marido me llevó a urgencias”. Le ingresaron inmediatamente. Descubrieron que tenía úlceras y un cuadro de septicemia avanzando. Tuvo un paro respiratorio de 5 minutos. “Fue un milagro que yo volviera de ese paro, para Dios no hay nada imposible y caí en las mejores manos”. Estuvo en coma. 

“El doctor nos comentó que se sintió acompañado por una presencia. Y es un doctor que no es creyente. Hay algo que influyó en él en aquel momento. Algo querían de él. El Señor se vale de lo más ilógico para uno. Dios todo lo hace perfecto”, reconoce. Pasaron 12 horas y  su marido le comentó que no se fuera porque en cualquier momento podía fallecer. Después la pasaron a la unidad de pacientes críticos. Estuvo tres meses en coma. “Me mantuvieron dormida en ese tiempo, cuando me desperté me fui familiarizando con lo que tenía”. Cuando las drogas empezaron a bajar de intensidad de las medicinas y fue sintiendo esa tristeza.

¿Quieres conocer cómo termina esta preciosa historia de confianza en el Señor? ¡Te recomendamos que no te la pierdas!  Sigue su productora musical aquí: https://www.instagram.com/almamusicchile/

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