Las llagas, también conocidas como estigmas, se convirtieron en símbolos de su pasión, y los primeros en venerarlas fueron los franciscanos, en el siglo XIII, ya que, en el escudo de esta orden religiosa, que adquirió su forma actual en 1790, aparecen los brazos cruzados de Jesús en cuyas manos se aprecia el orificio de los clavos. Pero, ¿Qué santos han tenido los estigmas de Jesús?
San Francisco de Asís recibió de Dios la distinción de padecer los estigmas de Cristo. Santa Rita de Casia también padeció una dolorosa y permanente herida en la frente. Santa Catalina de Siena, se dice que experimentó los estigmas durante su vida. Santa Gema Galgani recibió los estigmas, las heridas similares a las de la crucifixión de Jesucristo, en sus manos, pies y costado. En nuestro tiempo, el caso más notable, fue el de san Pío de Pietrelcina que recibió los estigmas en la mañana del 20 de septiembre de 1918, mientras oraba, y de ellas emanaba un aroma florido según testimonios.
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