¿Crees que Santo Tomás Apóstol pudo evangelizar a los indígenas guaraníes antes que los españoles? Esta es una curiosa y extraordinaria historia narrada por un sacerdote jesuita del siglo XVII.
El padre Antonio Ruíz de Montoya nació en Lima en 1585 e ingresó en la Compañía de Jesús en 1606. Desde 1612 en adelante trabajó como misionero evangelizando a los pueblos guaraníes de la región del Guayrá (actual sur de Brasil).
Este sacerdote escribió la obra Conquista Espiritual, donde relataba a la Corona Española la situación de los indígenas y defendía la obra de las misiones.
En ese mismo relato, existe un conjunto de capítulos dedicados a una historia que los jesuitas escucharon de los indígenas guaraníes y señala que, antes de los españoles, Santo Tomás Apóstol los visitó y les comunicó la Buena Nueva.
El relato del padre Ruíz de Montoya comienza así:
“Dimos principio allí a una reducción [misión] que intitulamos San Francisco Javier, que en pocos meses creció (…), a donde también se recogieron aquellas bestias fieras, y se domesticaron, volviendo en ovejas mansas, haciendo esta mudanza la divina palabra y el bautismo que todos recibieron, creciendo cada día en la fe, en la virtud y en amor nuestro”.
“Recibiónos esta gente con extraordinarias muestras de amor, danzas y regocijos, cosa que hasta allí no habíamos experimentado. Salían las mujeres a recibirnos, trayendo sus hijuelos en los brazos, señal muy cierta de paz y amor; (…) Extrañando nosotros tan extraño agasajo, nos dijeron que por tradición muy antigua y recibida de sus antepasados tenían, que cuando Santo Tomé pasó por aquellas partes, les dijo estas palabras:
‘Esta doctrina que yo ahora os predico, con el tiempo la perderéis; pero cuando después de muchos tiempos vinieren unos sacerdotes sucesores míos, que trajeren cruces como yo traigo, oirán vuestros descendientes esta doctrina’”.
¡Increíble! Y a continuación menciona aquello que Santo Tomás Apóstol podría haberles enseñado:
“Les quedó hasta nuestros tiempos el conocimiento del abscóndido Misterio de la Santísima Trinidad, si bien ya olvidados celebran supersticiosamente una célebre festividad de este misterio en el Perú. Halláronse tres estatuas del sol, que llamaban Apointi, Churinti, Intiqua o Qui, que quiere decir el Padre y Señor Sol, el hijo del Sol, el hermano del Sol. Y que el Santo les explicó la unidad de estas tres Personas divinas, da cuenta un ídolo que llamaron Tangatanga, en que adoraban a este uno tres, y en tres uno, lo cual tengo por muy probable que les quedó del Apóstol, y ellos lo aplicaron a sus ídolos”.
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