Es bien conocido que a lo largo de su vida el Santo Padre ha padecido varias enfermedades a lo largo de su vida. La Oficina de Prensa y el Pontífice mismo han sido transparentes sobre la salud del Papa Francisco, quien ha superado con fortaleza todos sus padecimientos y los ha usado como lecciones de fe. Por más de 60 años, el Papa Francisco ha vivido sin un pedazo de su pulmón derecho. Y es que, durante su segundo año del seminario diocesano en Buenos Aires —cuando tenía apenas 21 años—, enfermó de una fuerte infección.

El Pontífice asegura que su enfermedad —y lenta recuperación— le enseñó mucho sobre el consuelo, la ciencia y la misma fe. Fue en enero del 2022 cuando la Oficina de Prensa del Vaticano reveló que el Papa sufre gonalgia aguda, una inflamación del ligamento de la rodilla que limita sus movimientos y que le produce dolor intenso al caminar y subir o bajar escaleras. En mayo de 2022, el Papa se sometió a una infiltración en la rodilla derecha que le ayudó a recuperar algo de movilidad.

Entre finales de 2020 y principios de 2021, el Papa se vio obligado a no presidir las celebraciones navideñas y año nuevo, consecuencia de una “dolorosa ciática”. En julio de 2021, el Papa Francisco fue intervenido quirúrgicamente de una estenosis diverticular en el colon. Pasó 10 días en el hospital y, durante ese tiempo, tuvo una especial preocupación por los pacientes del área de oncología pediátrica, ubicada a unos cuantos metros de su estancia. La última intervención médica se produjo principios de junio de 2023.

El Santo Padre fue intervenido nuevamente, esta vez de una laparotomía y cirugía plástica de la pared abdominal con prótesis. La operación fue exitosa y el Papa Francisco retomó sus actividades a los pocos días. Todavía recordamos la frase que dijo al salir del hospital: “¡Todavía estoy vivo!” y que nos habla de la valiente actitud del Pontífice.