La noticia de un supuesto milagro eucarístico ocurrido en un pueblo cercano a Varsovia, capital de Polonia, llamó la atención de los fieles en todo el país.

Durante una misa en el mes de septiembre, un sacerdote dejó caer accidentalmente una hostia consagrada en la capilla de la Casa de Retiros Dobry Zakątek en la localidad Konstancin-Jeziorna.

El celebrante, según la costumbre, colocó la Eucaristía en un vaso litúrgico lleno de agua para disolverse. Cuando la miró una semana después, notó que la hostia disuelta se había vuelto parcialmente roja.

Al descubrir el cambio en la especie consagrada, el sacerdote director de la casa de retiros decidió colocarla en el tabernáculo nuevamente e informar a la arquidiócesis.

La Eucaristía permaneció en la capilla hasta el 10 de octubre, cuando fue recogida por autoridades de la Arquidiócesis de Varsovia para una realizar las investigaciones pertinentes.

La hostia llegó a la Curia Metropolitana de Varsovia y se mantiene allí, en el tabernáculo, porque, independientemente de los resultados de la investigación, se trata de una hostia consagrada.

Al mismo tiempo, el portavoz de la Arquidiócesis de Varsovia  señala que se han reportado dos casos similares en los últimos diez años. La investigación realizada en ese momento descartó la posibilidad de un milagro eucarístico, mostrando la presencia de ciertas formas de hongos en ambas Hostias.

Aunque los estudios científicos aún están en curso, el rumor de un prodigio acontecido en Konstancin-Jeziorna hace que cada vez más personas se acerquen a rezar a la Casa de Retiros.

Se trata o no de un milagro eucarístico, ya la presencia de Cristo en la hostia consagrada es un verdadero milagro.