La vida de Benedicto XVI: Un homenaje tras su partida al cielo

Dic 31, 2022 | TESTIMONIOS CATÓLICOS

Teólogo y prelado alemán, elegido Papa de la Iglesia Católica el 19 de abril de 2005, como sucesor de Juan Pablo II. Tras cerca de ocho años de pontificado, presentó su renuncia en febrero de 2013, decisión con escasísimos precedentes en los dos mil años de historia de la Iglesia.

Joseph Ratzinger nació el 16 de abril de 1927 en Marktl (Baviera), diócesis de Passau, en el seno de una familia de agricultores alemanes de profundas convicciones católicas. Su progenitor, Joseph, desempeñaba, además, el cargo de comisario de la gendarmería e hizo asimismo de profesor de su hijo, lo que con seguridad marcó el carácter tímido y retraído del futuro Papa. En la familia fue clave el papel de la madre, Maria Peintner, que ejercía las tareas domésticas y cuidaba de la buena marcha de sus otros dos hijos, Georg y Maria.

Prosiguió sus estudios de filosofía y de teología en el ateneo de Munich y en la escuela superior de Freising, hasta que en junio de 1951 fue ordenado finalmente sacerdote. Los dos años siguientes los ocuparía en preparar la tesis de doctorado, un ensayo sobre San Agustín que fue calificado con un cum laude.

En 1957 inició su periplo como profesor de teología dogmática en el seminario de Freising, hasta que dos años después sería nombrado catedrático de la Universidad de Bonn .

Ratzinger se erigió, empero, en uno de los teólogos de referencia del concilio Vaticano II, junto al propio Küng y Karl Rahner. Su nombre se hizo familiar en el entorno eclesiástico y en el de los seglares cultos, hasta el punto que salió del Concilio convertido en una estrella. El 27 de junio de 1977, Pablo VI lo nombró obispo de Munich y lo elevó al cardenalato.

Ratzinger sonaba tanto o más que otros, como el cardenal de Milán. Pero fue a la edad de setenta y ocho años de edad cuando fue elegido el 265º Papa de la Iglesia católica el 19 de abril de 2005. Con el nombre de Benedicto XVI sucedía a Juan Pablo II, que había fallecido el 2 de abril, después de haber ocupado el trono de San Pedro durante veintiséis años.

Con la salud debilitada, en 2013 Benedicto XVI anunció su renuncia al papado, efectiva a partir del 28 de febrero, bajo el argumento de que “para gobernar la barca de San Pedro y anunciar el Evangelio es necesario el vigor tanto del cuerpo como del espíritu, vigor que en los últimos meses ha disminuido en mí de tal forma que he de reconocer mi incapacidad para ejercer bien el ministerio que me fue encomendado”. La decisión fue considerada histórica, por datarse su más cercano precedente siete siglos atrás, y dejaba en evidencia que la institución papal ya no puede ser indefectiblemente vitalicia. 

El 13 de marzo de 2013, el cónclave eligió como nuevo pontífice al prelado argentino Jorge Mario Bergoglio; el papa Francisco, nombre que adoptó en honor a San Francisco de Asís

En la Audiencia general del miércoles 28 de diciembre, el Santo Padre contó que su predecesor “está muy enfermo”, y animó a pedirle “al Señor que le consuele y le sostenga en este testimonio de amor a la Iglesia hasta el final”.

Hoy nuestras oraciones van dirigidas al alma de nuestro papa emérito Benedicto XVI y su descanso eterno.

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