Svetlana Iósifovna Stálina era la única hija de Stalin, el dicatador comunista que gobernó la unión Soviética de 1941 a 1953. La niña creció en una familia donde hablar de Dios era poco viable, por no decir imposible. Pero a raíz de las vueltas que da la vida llegó su conversión.
Svetlana Stalin, aunque de mayor prefirió llevar el apellido de su madre -Alliluyeva-, fue educada en el más rígido y despiadado ateísmo. Su padre, Joseph Stalin, es reconocido como uno de los dictadores más sanguinarios del siglo XX y un declarado enemigo de la religión. Sin embargo, después de un largo camino, su hija, Svetlana, renunció al materialismo para abrazar fe católica.
En un artículo escrito para National Catholic Register, Matt Archbold narra esta increíble historia de conversión.
“La Eucaristía me ha dado vida”, la conversión al catolicismo de la hija de Joseph Stalin Joseph Stalin es conocido por haber provocado de los crímenes políticos más atroces en la historia de la humanidad: persecución, encarcelamiento, tortura, deportación a campos de trabajo forzado, asesinatos y un largo etcétera.
De él recordaba Svetlana: “hoy en día, a muchas personas les resulta más fácil pensar en [Stalin] como un monstruo físico grosero. En realidad, era un monstruo moral y espiritual. Esto es mucho más aterrador. Pero es la verdad.”
Sin embargo, descubrir a su padre llevaría algunos años. En la escuela, Svetlana recibía notas de compañeros de clase cuya madre o padre habían sido “desaparecidos” por el estado. Le rogaban que se los acercara a Stalin.
“Mi padre tuvo una muerte terrible y difícil”, escribió Svetlana. “La agonía de la muerte fue terrible. Literalmente se ahogó hasta morir mientras lo miramos. En lo que pareció el último momento, de repente abrió los ojos y miró a todos en la habitación. Fue una mirada terrible, loca o tal vez enojada y llena de miedo a la muerte. Luego, de repente, levantó la mano izquierda. El gesto fue incomprensible y lleno de amenaza“, agregó.
Tras su muerte en 1953, la hija de Stalin pasó a vivir en desgracia con el gobierno soviético. Pero lentamente comenzó su proceso de conversión. Rechazó el apellido “Stalin”, comenzó a utilizar el de su madre y en 1962 fue bautizada en la iglesia ortodoxa rusa. Pero Dios le tenía preparado más.
Fue en un viaje a la India en 1966 cuando solicitó asilo en la embajada de Estados Unidos. Al año siguiente aterrizaba en Norteamérica. Su vida personal, sin embargo, seguía siendo desordenada: cambiaba de religión en religión, se casó, se divorció, tuvo un hijo, volvió a la Unión Soviética para retornar luego a Estados Unidos.
La conversión
Y allí recibió el llamado de Dios a través de un sacerdote católico: padre Giovanni Garbolino. Bajo su guía, en diciembre de 1982, la hija de Joseph Stalin se convirtió a la fe católica.
“Sólo ahora comprendo la maravillosa gracia que producen los sacramentos de la Penitencia y la Sagrada Eucaristía, no importa qué día del año, e incluso a diario. Antes, no estaba dispuesta a perdonar y arrepentirme, y nunca pude amar a mis enemigos. Pero me siento muy diferente a antes, ya que asisto a misa todos los días”, recordaba.
“La Eucaristía me ha dado vida. El Sacramento de la Penitencia con Dios a quien… abandonamos y traicionamos cada día, el sentimiento de culpa y tristeza que nos invade entonces, todo esto hace necesario recibirlo con frecuencia ”.
Esta mujer, que creció esencialmente sin madre, escribió: “Fui tomada en los brazos de la Santísima Virgen María. ¿Quién más podría ser mi abogada sino la Madre de Jesús? De repente me atrajo hacia ella”.
Svetlana Stalin Alliluyeva falleció reconciliada con Dios en 2011, lejos del ateísmo y el materialismo en el que había sido criada por su padre.
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