Un año más, los Vigili del Fuoco romanos rindieron homenaje a la Inmaculada Concepción en la estatua de la Piazza di Spagna, subiéndole unas flores y rindiéndole el preceptivo saludo. Y es que en 1923 la brigada de bomberos de Roma llevó a cabo por primera vez su homenaje a la Inmaculada Concepción, alzando una de sus escaleras hasta la estatua de la Virgen y subiendo una corona de flores para colgarla en el brazo derecho de María. Este homenaje, interrumpido por la Segunda Guerra Mundial, se recuperó en 1949, convirtiéndose en una tradición anual.

En los últimos 70 años y sin excepción, cada amanecer del 8 de diciembre, el bombero más veterano de Roma ha subido hasta la estatua de la Virgen y ha colgado de su brazo la corona de flores, haciendo a continuación el saludo militar en señal de respeto, y sonando después las sirenas de los camiones de bomberos en señal de homenaje a María. Desde 1958 este homenaje está presidido por el Papa, asistiendo a él todos los pontífices desde Juan XXIII.