Este sábado 6 de mayo es la fiesta de Santo Domingo Savio, y ese mismo día será coronado el rey Carlos III de Inglaterra, quien recibirá por primera vez la bendición de un obispo católico. Algo que poco se conoce es que este santo tuvo una visión mística sobre dicha nación y oraba por su cumplimiento. En el tomo 5 de las Memorias Biográficas, conjunto de 19 libros sobre la vida de Don Bosco, se narra que Domingo hablaba mucho de las ganas que tenía de ver al Papa antes de dejar este mundo. Un día el santo sacerdote le preguntó a su discípulo qué era eso tan importante que quería decirle al Santo Padre.
El joven señaló que quería contarle que, a pesar de las tribulaciones que le estaban por venir, “no deje de trabajar con particular solicitud por Inglaterra”. “Dios prepara un gran triunfo en aquel reino”, enfatizó. Don Bosco, desconcertado, le preguntó por qué decía eso, y Domingo Savio le pidió que no dijera a nadie lo que le iba a relatar al Papa Pío IX. El adolescente contó que un día, después de recibir la Comunión, le vino una “fuerte distracción”, que era como llamaba a sus visiones místicas.
Describió que estaba en una gran llanura con mucha gente que caminaba perdida, en medio de densas tinieblas. Alguien que estaba a su lado le indicó que era Inglaterra.
De pronto apareció Pío IX con una “antorcha esplendorosa”, caminando en medio de la muchedumbre. “A medida que iba avanzando, las tinieblas desaparecían con el resplandor de la antorcha, y la gente quedaba inundada de tanta luz como en pleno mediodía”, describió Domingo. “Esta luz, me dijo el amigo, es la religión católica, que debe iluminar Inglaterra”, añadió Don Bosco.
Más adelante, cuando el joven se despidió por última vez del sacerdote, justo antes de partir a su casa, donde falleció, le recordó a Don Bosco: “Si va a Roma, no olvide el encargo que le di para el Papa acerca de Inglaterra”. Tiempo después, Don Bosco tuvo que viajar a Roma y recibió una invitación para ir al Vaticano. El Papa quería que le hablara sobre su obra a favor de los jóvenes. Ambos conversaron sobre Domingo Savio y Don Bosco le contó la visión del fallecido joven.
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