La vida es un regalo de Dios y sólo Él determina el momento en el cual nos llamará ante su presencia y eso quedó demostrado con el hecho de que el crucifijo que portaba el sacerdote Jairo Luis Gusberti detuvo la trayectoria de una bala que le dispararon a quemarropa en el pecho.
El sacerdote fue víctima de un asalto y en el hecho uno de los ladrones le disparó al pecho con un arma de fuego, dejándolo con la herida de bala en el lugar de los hechos.
La noche del pasado lunes 9 de octubre, al llevar a algunas personas a su casa, luego una reunión de catequistas, el sacerdote Jairo Luiz Gusberti lo interceptaro unos individuos que le dispararon al momento de robarle el vehículo.
El crucifijo que el sacerdote llevaba en el pecho amortiguó la fuerza del proyectil, que se detuvo en el hueso del pecho. Poco después de rescatarlo, lo llevaron al hospital. Después de realizarle los exámenes, se le retiró la bala.
Luego de que al sacerdote se le retiró la bala, que impactó primero en el crucifijo, lo medicaron y permaneció unas horas bajo observación y al no tener complicaciones se le dio de alta y regresó a su casa, en donde se recupera.
“El padre Jairo agradece las oraciones de todos y la Diócesis pide que se respete este momento de recuperación”, se concluye en el comunicado que informó sobre el asalto al sacerdote y que gracias a que la bala impactó en su crucifijo salvó la vida.
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