¿Sabías que hubo al menos un día en que ninguna alma fue al infierno? Así lo relata Santa Faustina de Kowalska en su diario.
Su vida consagrada fue marcada por una serie de visiones que tuvo sobre el infierno, el purgatorio y el cielo. Pero sobre todo, la visión que tuvo del mismo Cristo, cuyo corazón iluminaba la oscuridad con luz roja y blanca.
En una de estas visiones, en el año 1937 Santa Faustina le pidió a Jesús que, en atención a la Divina Misericordia, le concediera que durante un día ninguna persona se fuese al infierno.
“En la mañana del viernes… Ofrecí un día entero por los pecadores agonizantes. Durante la Santa Misa sentí de manera particular la cercanía del Señor. Después de la Santa Comunión miré con confianza al Señor y le dije: Jesús, deseo mucho decirte una cosa, y el Señor me miró con amor y dijo: ¿Y qué es lo que quieres decirme?”.
“Jesús, te pido por el inconcebible poder de Tu misericordia que todas las almas que mueran hoy eviten el fuego infernal, aunque fuesen los pecadores mas grandes; hoy es viernes, el memorial de Tu amarga agonía en la cruz; como Tu misericordia es inconcebible, los ángeles no se sorprenderán“.
“Y Jesús me abraza a su Corazón y dijo: Hija amada, has conocido bien el abismo de Mi misericordia. Haré como lo pides, pero no dejes de unirte continuamente a Mi corazón agonizante y satisfaz Mi justicia. Debes saber que Me has pedido una gran cosa, pero veo que te la ha dictado el amor puro hacia Mi, por eso satisfago tu petición”.
Así fue el día en que ningún alma se fue al infierno.
0 comentarios