Se trata de Valero o también llamado Valerio, nació en el siglo III, según se cree en Zaragoza. La tradición dice que Valero era de “difícil palabra” o lo que es lo mismo, tartamudo.
Por ello dirigió la atención principal a su contundente diácono Vicente, para que él hablara por ambos. Participó con otros dieciocho obispos en un concilio que se celebró en Elvira, la actual Granada, siendo el primer concilio celebrado en Hispania.
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