María Dolores, es una cantautora católica, conocida como Lolis, ahora mismo reside en Texas, Estados Unidos. Nació prematura, su madre le contaba que cuando nació, el doctor que la tomó en sus manos dijo que iba a ser una estrella. Esa frase siempre se quedó en su corazón.
Creció en una familia católica, pero católica de domingos, no servía en la fe. De padres mexicanos, recuerda cómo les arreglaban para ir a misa en la parroquia de Guadalupe. Años más tarde regresaron a Estados Unidos. Llegó a este país con 9 años. “Recuerdo que en ese momento hubo un quiebre de fe pero no recuerdo ya ir a misa ni nada. Fue un cambio muy drástico en mi vida. Me enfoqué en los estudios y en la familia.
A los 18 años unas amigas de su escuela la invitaron a la iglesia, Lolis aceptó esta propuesta. Cuando entra a la iglesia, es la parroquia de la Virgen de Guadalupe otra vez. “Es como si hubiera vuelto a mi niñez. Percibí la bienvenida de María a los pies de Jesús, su hijo. Después de muchos años sin ir a misa”, explica.
Desde siempre además le gustó la música, era bailarina pero tuvo una lesión y ya no pudo bailar más. Cuando ya no pudo bailar comenzó a cantar. “Cuando entré en esa misa estaba al lado un coro cantando y en mi corazón hubo una ilusión que es la de que un día yo cantara también ahí”, sostiene.
En estos años, comenzó a cantar para Dios y se hizo líder de unos de los grupos juveniles de la parroquia. Al mismo tiempo también hubo un inicio de audiciones para televisión y diferentes plataformas. “Fueron muchos intentos fallidos, era audición tras audición, en una televisión y en otra. Hubo tantos rechazos que llegó un punto en que me dije que esto no era para mí, que yo iba a cantar en mi casa con mi familia”, cuenta.
De alguna manera, Dios le estaba llamando a cantar, pero a cantar para él en una de las oraciones sinceras que hizo. Así se inició en el coro juvenil. A su vez Lolis trabajaba de mariachi. Un día un amigo la invitó a un retiro de sanación interior, esas invitaciones se repitieron y ella siempre se negaba, hasta que un día decidió acudir a una misa de sanación. “Tuvo un descanso en el espíritu y lloré fuertemente”. En ese instante estaba una amiga abrazándose con sus padres y en su interior ella quería eso para ella, tener a su familia unida en la fe. Era su mayor deseo. Pero llegaba a casa y eso no sucedía en sus hermanos ni en su madre. “Yo quería eso para mi familia”.
Pero un día dijo sí al retiro y descubrió a Jesús eucaristía. “Me metí en la tarea de orar por mi familia. Estuve todo un año orando por ellos. Rezaba el rosario.
Un año después, su familia entera se fue convirtiendo y llenándose del amor de Dios. “Creí en el Señor y le dije que sí, y después de ese sí cada uno de los miembros de mi familia también tuvieron ese encuentro con el Señor y pudimos servir en familia”, recuerda. Todo esto ocurrió hace ocho años. Hoy recuerda aquellas palabras del doctor. “Tal vez esas palabras yo las interpretaba como ser famosa, pero Dios tenía un propósito muy diferente para mí. Fue aquella luz que se pone en lo alto de la habitación de una casa para que alumbre a todos los que están en el hogar”, explica.
Puedes seguir el apostolado y la música de Lolis aquí: https://www.instagram.com/lolis.music/?hl=es
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