Mediums, ouija, espiritismo…. ¿y si no son los espíritus los que responden?
Es muy normal que todo el que haya perdido un ser querido haya querido comunicarse con él. Más allá de una oración o visita al cementerio no hay ninguna posibilidad de comunicación entre vivos y muertos, es más intentarlo, es motivo de pecado y puede abrirle una puerta al maligno en nuestra vida. Por eso, este tipo de prácticas están totalmente desaconsejadas por la Iglesia.
Solo Dios es el señor de los vivos y de los muertos. En él hemos de poner nuestra confianza, ruegos, deseos, necesidades y esperar junto a él el reencuentro con nuestros seres queridos ya fallecidos. Pero, ¿por qué deseamos hablar con los muertos, qué motivos existen para hacerlo?
Desde la antigüedad ha existido la curiosidad o necesidad de hablar con los muertos de cualquier forma y manera posible. En ocasiones, puede ser un juego de adolescentes influidos por libros o películas para los que las prácticas de espiritismo se plantean como un reto para formar parte de un grupo o fortalecerse dentro de él o incluso una manera de divertirse y pasar un rato.
Lógicamente existen personas que se acercan a prácticas como la ouija o fórmulas mágicas con una necesidad real de hablar con personas cercanas afectivamente. Las razones pueden ser variadas: como saber si está bien en el más allá, para sentirla cerca o para pedirle perdón.
Por último, existen un tipo de personas que practican este tipo de contactos con los muertos porque desean acceder a conocimientos de sucesos desconocidos, quieren saber que hay más allá de esta vida.
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