Santísima Virgen María de Guadalupe, Madre del verdadero Dios por quien se vive. En estos momentos, como Juan Diego sintiéndonos pequeños y frágiles. ante la enfermedad y el dolor, te elevamos nuestra oración y nos consagramos a ti. Gracias por visitar nuestro hogar. Te suplicamos que te quedes entre nosotros acudimos a tu Inmaculado Corazón e imploramos tu intercesión. Alcánzanos de tu Hijo la salud y la esperanza, la fortaleza y la serenidad, que nuestros temores se transformen en alegría.
Santísima Virgen María, gran misionera de nuestros pueblos, sé caricia maternal que conforte a los enfermos, y para todos nosotros, Madre, sé presencia y ternura en cuyos brazos todos encontremos seguridad.
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