Karen Andrea es colombiana y tiene 41 años. Viene a contarnos su encuentro con el Señor. Está casada, este año cumple 16 años de casados y tienen tres hijos. A través de una experiencia mística su hija sueña con la Virgen. “Se levantó y nos dijo que la virgen María había venido anoche a visitarla”. En ese momento estaba sobrellevando un embarazo complicado. La hija les dijo que el mensaje de la Virgen era que su próxima hija se llamara María Paz. 

“Al bebe le da un paro cardiaco, se adelantó. Cuando nace el doctor dice que la reanimó. En ese momento el Señor me dijo que iba a estar bien, que ahora la que tenía que estar bien era ella”, explica. Con los antecedentes del otro embarazo le pedía al Señor que sólo tuviera que ir al médico en el momento que naciera. Y es que nació en una familia católica practicante, tuvo un tío sacerdote franciscano. “El ser católica se vivía en mi familia como una tradición. Se transmitía la idea de un Dios castigador”. Por eso, se alejó de la fe. Recuerda a su padre acompañarlos para rezar el Santo Rosario en casa. Su familia les transmitía que si hacía ciertos pecados o actos el Señor no le iba a perdonar. 

“Todo se volvía un escrúpulo. Se le quitaba la caridad y el amor al Señor y por eso me fui desviando del mundo. Debemos buscar ese encuentro con Cristo”.   Cuando Karen Andrea tiene ese encuentro con el Señor, ya no se separa más de él, lo lleva en el deseo, en la voluntad y en todos los sentidos. “En ese caer está en levantar la mirada al Cielo y ver la Trinidad”. Reconoce que ya vive en un encuentro permanente con Dios. “Mi sed no para en este momento. Y es que no se puede amar a quien no se conoce que era lo que me pasaba a mí antes”. 

Había pecado en las relaciones prematrimoniales pero entonces Karen Andrea se dió cuenta que todo esto iba perjudicando el alma, porque un pescado la llevaba a otro. “Es bonito cuando le hablas a un adolescente de la gracia del amor y la castidad. Dejas de ver la castidad como algo prohibido”. Así, cuando empieza a leer sobre la Iglesia comienza a hacer esos temas muy suyos y se le hace mucho más sencillo el vivir dentro de las decepciones y el ritmo de la vida. Hace tiempo que comprobó que los tiempos de Dios son perfectos y oportunos. “Él llega a nuestra vida cuando estamos preparados”. 

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