Josué viene del protestantismo. Desde hace más de tres años está dentro de la Iglesia Católica. Es esposo y padre de familia, de dos hijos. Trabaja en la parroquia dónde está sirviendo como catequista. Viene de una familia de protestantes, su padre es pastor de una iglesia evangélica. Nació como servidor del pastorado. Su padre es pentecostal. Desde sus 5 años viene de esta familia de pastores. “Nací como pentecostal. En ningún momento fue católico”, explica. 

Creció desde pequeño con el protestantismo y la fe evangélica. Sus padres no eran católicos tampoco. Sus padres ya desde pequeños recibieron esta formación evangélica. “Gracias a Dios que me dieron a unos padres que de alguna manera me acercaban al Señor. De tener convicción en aquellas cosas que no se ven”, reconoce. En su casa nunca escuchó pelear ni discutir, no tenían vicios ni nada. Creció en una comunidad familiar muy sana. “Es una bendición estar en una familia en la que hay fe. Es un regalo porque yo también puedo transmitir esa fe a mis hijos”. Desde niño encuentra así esta fe, ve a sus padres trabajando y sirviendo en la Iglesia. De pequeño intentaba hacer lo que sus padres decían, les tenía como referente. 

La otra cara de la moneda son los sufrimientos que tiene un niño hijo de pastor. “Una religión en la que no había respuestas razonables para un niño. Al ir creciendo fuimos haciendo preguntas complicadas a mis padres. Veíamos que sus respuestas eran muy poco razonables”, comenta.  Eran personas muy aferradas a su doctrina, vivían él y sus hermanos un poco atemorizados. 

“Esperaban la segunda venida de Jesucristo y estaban siempre preparándose espiritualmente. Mis padres nos tenían prohibidas muchas cosas. No podíamos escuchar música, tampoco podíamos juntarnos con algunas personas”. Recuerda esta etapa como una etapa un poco dura. Les llevó a tener miedo de este Dios amor. Al estar todo el rato diciéndonos que venía el fin y si no estaba preparado se quedaría sufriendo esto de manera permanente les generaba miedo a este Dios. “Mis padres intentaban que sus hijos fueran cristianos. Ellos no permiten el sacramento del bautismo. Lo ven como una simple ordenanza”.

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